Las grandes empresas comienzan a remontar su situación

Óscar Fraile
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La desescalada ha hecho que algunas ya se planteen aumentar la plantilla, aunque el nivel de recuperación va por sectores y casi todas renuncian a proyectos a largo plazo

Helios es una de las empresas que contempla aumentar la plantilla. - Foto: El Día

A finales de marzo de este año, recién estrenado el estado de alarma, la situación de muchas empresas ya empezaba a ser preocupante. Una inquietud justificada, a tenor de lo que sucedió después: una paralización de la actividad y del consumo que ha puesto al borde del cierre a muchas empresas, las más pequeñas, y ha generado un agujero en las cuentas de las medianas y grandes. No obstante, la progresiva supresión de las restricciones que trajo consigo la desescalada ha contribuido a que algunas de ellas ya empiecen a remontar el vuelo, pese a que la situación, en líneas generales, está muy lejos de ser la más idónea.

Un buen ejemplo es el de Michelin. Como otras tantas empresas de la automoción, tuvo que parar sus instalaciones por la crisis sanitaria y, posteriormente, aplicar dos expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), el primero por causas de fuerza mayor y el de después, por causas organizativas. Pero la desescalada y la apertura de movilidad interna de los países hizo que aumentara la demanda de neumáticos, así que Michelin dio carpetazo al segundo ERTE antes de lo que estaba previsto. Poco a poco la actividad ha mejorado, hasta el punto de que la semana pasada la Dirección trasladó a los sindicatos en una reunión que las previsiones de producción para el último trimestre del año son las mismas que había a principio de año, antes de la pandemia, de modo que se descartan más medidas traumáticas. Es más, la Dirección, a preguntas de los sindicatos, reconoció que es «posible y factible» que se hagan contrataciones a corto plazo, lo que permitiría el reingreso de empleados no renovados en enero, tal y como recoge el convenio recién firmado. Evidentemente, todas las previsiones pueden saltar por los aires en función de la evolución de la pandemia.

Más incierto es el futuro en Renault. Hace unos días el nuevo consejero delegado, Luca de Meo, señaló que los recortes planteados por la empresa en mayo para ahorrar 2.000 millones en tres años podrían no ser suficientes. De modo que los 14.600 empleos que se iban a recortar en todo el mundo podría acabar siendo más.

Por su parte, Iveco parece que empieza a remontar el vuelo de nuevo después de unos meses muy complicados. De hecho, está previsto trabajar todos los días hasta diciembre y cancelar el ERTE en este mes de septiembre. Además, la planta recuperará el ritmo de producción previo a la pandemia, es decir, 120 furgonetas al día, para lo que se contratará a 35 personas. También se recuperará el miniturno de noche en Pintura. Sin embargo, hablar de 2021 ya es más complicado, pero lo previsto es presentar la nueva Daily MY21 y hacer las primeras cabinas para el vehículo Nikola. Otras de las decisiones que se han tomado son posponer algunas inversiones de proceso al año 2021 y renegociar con algunos proveedores para optimizar costes.

Grupo Antolín, auxiliar de la automoción con presencia en Valladolid, dice estar «siendo capaz de resistir la mayor crisis vivida por la industria automovilística». Todas sus plantas están operativas y los ingresos de julio ya muestran una evolución positiva. «Los analistas prevén una progresiva recuperación del mercado si la evolución de la pandemia lo permite, aunque estiman que no se volverá a las cifras de producción mundial de automóviles de 2019 hasta 2022 o 2023», explican fuentes de la empresa.

La alimentación.

Bien es cierto que la recuperación va por sectores. Por ejemplo, el de la alimentación no está tan castigado como otros porque, de algún modo, ha mantenido vivo algunos de sus canales de venta. Es el caso de Grupo Helios. El desplome de la distribución a la hostelería se ha compensado con un incremento del Canal Alimentación, el de los hogares. «En el mercado nacional ha habido un trasvase del consumo a los hogares, eso ha incidido en todas las empresas de alimentación, haciendo que  nuestras ventas en Canal Alimentación tengan una evolución positiva y, en cambio, las ventas en canal hostelería,  lo contrario», dice su director, Julio Pérez, quien señala que la evolución de las exportaciones también es «positiva». «Tenemos  la confianza y la esperanza de que lo peor desde el punto de vista de la pandemia ya ha pasado», añade. Según él, 2021 será un año de «normalización», especialmente a partir del segundo semestre.

Actualmente Helios está «acelerando» todos los proyectos en marcha, que se mantienen, pese a la pandemia. «Los momentos de incertidumbre siempre han sido en nuestra empresa para seguir apostando y estar cerca del consumidor y la sociedad», añade el director. De hecho, la empresa mantiene su intención de aumentar plantilla.

También ha resistido con entereza otra empresa de referencia en el sector: Queserías Entrepinares. Al no estar tan expuesta al canal Horeca (hostelería, restaurantes y cafetería), la caída de esas ventas se ha compensado con el aumento del consumo en los hogares durante el confinamiento. «En este momento la demanda se ha estabilizado, seguimos trabajando con normalidad en los siete centros de producción que tenemos en Galicia, Castilla y León, Madrid y Castilla-La Mancha», señalan fuentes de la compañía. Además, todos los proyectos pendientes se mantienen con el mismo plazo de ejecución previsto antes de la pandemia. «Seguimos consolidando la plantilla y nuestro objetivo es seguir con la creación de empleo en la medida que las ventas sigan acompañando», añaden desde la empresa. La actividad, lejos de caer durante el confinamiento, se disparó al llegar a duplicarse la demanda de algunos de sus productos.

También miran con optimismo al futuro en Acor, aunque con toda la prudencia del mundo. De hecho, la cooperativa espera un incremento de ventas en el último trimestre del año. «Confío en que el ritmo de la actividad económica se pueda, al menos, mantener y no retroceda al nivel de la primavera, cuando se produjo el confinamiento», asegura el director general, José Luis Domínguez. Hay que tener en cuenta que en octubre comenzará la campaña de recepción de la remolacha, «uno de los momentos más importantes para la cooperativa». Además, durante los últimos meses Acor ha trabajado en un plan de contingencia para que la fábrica pueda funcionar 24 horas al día.

Lo que la pandemia ha hecho prácticamente desaparecer son los planes estratégicos a corto plazo, a no ser que estén concebidos para una reducción de costes, como es el caso de Renault. Nadie sabe cómo estarán las cosas dentro de un año, ni siquiera dentro de dos meses, así que cualquier hoja de ruta puede convertirse en papel mojado de un día para otro.

Las que peor lo pasan.

Pese a que hay síntomas de ligera recuperación en algunas compañías, otras atraviesan un momento muy complicado. Por ejemplo, Aciturri. La firma con sede en Boecillo encargada de fabricar piezas para el sector aeronáutico ha planteado un despido colectivo después de una caída de la carga de trabajo del 45 por ciento. «Las previsiones apuntan a que ese descenso se mantendrá al menos hasta finales de 2022, lo que hace que no se trate de una situación puntual», explican desde la empresa. Según el sindicato CCOO, la pérdida de puestos de trabajo puede superar los 200 entre las plantas de Boecillo y Aranda de Duero (Burgos), aunque ambas partes se encuentran en plena negociación. «Las previsiones de tráfico aéreo de IATA (International Air Transport Association) sitúan la reducción del tráfico aéreo en 2020 en un 48 por ciento con respecto al ejercicio anterior. Esto ha motivado cancelaciones y aplazamiento de pedidos de las aerolíneas», se justifican desde Aciturri. La compañía también asegura que ha aplicado medidas de contención de gasto desde el inicio de la pandemia y ha paralizado inversiones, además de recurrir a la regulación de empleo durante unos meses. «Lamentablemente, las previsiones confirman que no se trata de una situación temporal, sino que se alargará en el tiempo, lo que hace necesario adoptar medidas que permitan adecuar la dimensión de la empresa a la nueva situación, con el objetivo de garantizar su viabilidad», señalan las mismas fuentes.

Una situación que contrasta con la de Signify, antigua Philips e Indal, que ha tenido que contratar a unas 70 personas para poder hacer frente a los últimos pedidos recibidos: la iluminación de estadios de fútbol como el José Zorrilla, El Sadar (Pamplona) y Balaídos (Vigo), la de varias ciudades de España y el extranjero y la de un circuito de velocidad en Oriente Medio, entre otras cosas.

También sigue adelante con sus proyectos Telefónica. Concretamente, con el despliegue de la fibra óptica en la provincia. Además, está previsto el encendido del 5G antes de fin de año y la Junta ha declarado estratégicos algunos de los proyectos en los que trabaja en el centro de I+D de Boecillo.

Hay otras empresas importantes a las que les ha tocado lidiar con una situación extrema. Por ejemplo, Ambuibérica. «Los últimos seis meses han supuesto el reto más grande que puede haber para cualquier empresa que se dedica a la sanidad, han sido momentos duros a los que hemos sabido sobreponernos con el esfuerzo de toda la organización», dice su director en Castilla y León, Carlos Magdaleno. Una experiencia que servirá para afrontar el futuro. «Estamos preparados para lo que venga de aquí a final de año, pero, si la situación se parece finalmente a la del segundo trimestre del año, tenemos ya los aprendizajes necesarios», añade.

La onda expansiva de esta crisis es tan grande que ha afectado a empresas de casi todos los sectores. Por ejemplo, Incosa, una de las ingenierías más importantes de la Comunidad, ha sufrido una caída de los ingresos de entre el 15 y el 20 por ciento tras la pérdida de contratos. La adjudicación de nuevos proyectos también se ha resentido entre el 30 y el 40 por ciento. Así, la empresa dependerá más que nunca el año que viene de la contratación pública que se impulse desde la Administración. «La previsible caída en los presupuestos públicos para infraestructuras nos llevaría a tener que replantearnos la estructura de la empresa», explican desde la compañía.