Los hospitales cierran plantas covid y reabren quirófanos

A. G. Mozo
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Clínico y Río Hortega clausuran ya la mitad de las plantas covid habilitadas en esta tercera ola y reabren un tercio de sus quirófanos, pero aún mantienen seis alas reservadas para coronavirus y siguen operando en quirófanos alquilados

Un médico de Urgencias del Río Hortega observa el monitor de un paciente ingresado por covid. - Foto: Nacho Gallego (EFE)

La tercera ola de la pandemia del SARS-CoV-2 cumple su séptima semana en Valladolid dejando cada vez más indicadores de esperanza, pero lejos aún de estar en situación de avanzar con celeridad en una desescalada que se estrenaba esta madrugada con el levantamiento del cierre perimetral provincial. El grueso de restricciones parece que continuarán otras dos semanas en una línea de prudencia que quiere evitar repetir el error de la Navidad con la Semana Santa. Ministerio de Sanidad y Junta de Castilla y León parecen coincidir en que la hoja de ruta para la vuelta a la normalidad debe estar marcada por la cautela y, para ello, defienden que no solo hay que profundizar en la reducción de los contagios, sino que también ponderan la necesidad de que los hospitales recuperen el mayor grado de normalidad antes de desactivar o suavizar las medidas de contención desplegadas desde hace más de un mes.

Los hospitales vallisoletanos ya han empezado a recuperar parte de la normalidad que se llevó por delante esta tercera ola, que cerró la práctica totalidad de quirófanos y que obligó a reservar hasta 16 alas exclusivamente para pacientes con coronavirus: seis en el Clínico, otras seis en el Río Hortega, dos en el Hospital Comarcal de Medina del Campo y otras dos en el edificio Rondilla.

Eran los últimos días de enero, con la ola de los contagios llegando a los bloques de hospitalización, con más de medio millar de covid ingresados simultáneamente. En la calle, las primeras dos semanas de restricciones habían conseguido empezar a contener la transmisión del virus, pero la incidencia tocaba techo esos días, sextuplicando la tasa máxima recomendada por el Ministerio de Sanidad.

Hoy la incidencia semanal está ya por debajo de 90 (todavía casi cuatro veces por encima de la considerada como aceptable) y los hospitalizados se mueven ya por debajo de la franja de los 200 (hay 79 en el Río Hortega, 69 en el Clínico, 34 en Rondilla y 13 en Medina). El viejo Río Hortega ya ha clausurado una de sus dos alas covid, el Comarcal de Medina ya tiene solo operativa un ala para contagiados de coronavirus y tanto el HCUV como el HURH han cerrado ya la mitad de los seis bloques que llegaron a tener reservados cada uno para infectados por el virus. Hoy, tal como confirman fuentes de Sacyl a El Día de Valladolid, ya son solo tres las alas covid activas.

OCUPACIÓN COVID POR DEBAJO DEL 15%.

Los bloques de hospitalización de los centros vallisoletanos ya han conseguido bajar de la franja del 15% de ocupación covid, lo que, llevado al ‘semáforo’ del Ministerio, les situaría en el nivel 3, igual que la incidencia acumulada semanal, aunque lo ideal sería llevarlo por debajo del 5%. También están ya fuera del nivel 4 de riesgo tanto el indicador de la tasa de positividad global de las pruebas (7,6%, lo que lo sitúa en nivel 2) como el relativo al porcentaje de casos con trazabilidad (72%, nivel 1), que indica el grado de control de la pandemia en cada provincia. Los demás indicadores (ocupación UCI, incidencia entre mayores de 65 años, incidencia acumulada a 14 días) continúan en nivel 4 todavía, aunque saldrán en breve.

La ocupación covid en planta ‘bajó’ este jueves a ese nivel 3 (de riesgo ‘alto’). Lejos queda ya aquel pico de la tercera ola marcado en los últimos días de enero cuando se superaron los 500 ingresados, llevando el porcentaje de pacientes covid hasta el 50% en Valladolid. En el Río Hortega alcanzaron los 221, mientras que en el Clínico llegaron a atender a 168, cuando ambos hoy se encuentran por debajo de los 90 hospitalizados.

En aquellas fechas, cuando la ‘ola’ inundaba ya las plantas, aún faltaban unos días para que llegase lo peor para los hospitales, cuya actividad quirúrgica depende casi plenamente de la capacidad de atención en las áreas de críticos. A finales de enero, el Río Hortega ya había clausurado 17 de sus 18 quirófanos y el Clínico, 19 de sus 21, sabedores de que era cuestión de días que irrumpiese esa tercera ola en las UCI. Lo hizo con una fuerza nunca vista durante la pandemia, inundando de pacientes covid hasta 107 de las 158 camas que se llegaron a habilitar, un 75% más de las establecidas en su capacidad estructural (90). Así, el HCUV tenía activos en aquellos días hasta 96 puestos UCI para críticos, de los que han llegado a ocuparse de manera simultánea muchos días más de 80, entre pacientes covid y no-covid. En el HURH incluso se llegaron a completar dos veces durante este mes sus 62 camas UCI habilitadas.

Y es que del grado de ocupación covid de las unidades de críticos depende una actividad quirúrgica que en estos días ha empezado a reactivarse poco a poco. Son áreas que van mucho más allá de las UVI y sus ampliaciones, puesto que comprenden también unidades como la REA y la URPA y hasta los quirófanos, por lo que los dos hospitales vallisoletanos se vieron forzados no solo a la clausura de la práctica totalidad de sus quirófanos, sino a paralizar una gran parte de su actividad quirúrgica, limitada a la capacidad de los ocho quirófanos alquilados por Sacyl en hospitales privados de la ciudad; cuatro para el Río Hortega y otros cuatro para el Clínico, para abordar las patologías no demorables.

Los quirófanos contratados en los centros del Grupo Recoletas se mantienen por el momento, si bien ya se ha empezado a aumentar la actividad quirúrgica en los dos hospitales de Sacyl, reabriendo casi un tercio de los quirófanos, 12 de los 39 de Valladolid. En concreto, según detallan las mismas fuentes, en el HCUV hay operativos ahora mismo siete de sus 21, mientras que en el HURH son cinco de 18 los que se han activado.

La idea es ir incrementando la actividad en los quirófanos, pero eso dependerá totalmente del tiempo que necesiten las UCI para digerir la avalancha de pacientes covid de una tercera ola a la que tuvieron que enfrentarse sin haber mitigado todavía los efectos de la segunda. Ahora hay un 23% menos de críticos contagiados que hace dos semanas, pero aún hay cuatro veces más de los asumibles para impulsar la desescalada.

21 DÍAS EN LA UCI

«Es verdad que ha habido un leve descenso de la presión asistencial y que eso nos permite ir volviendo poco  a poco a la actividad quirúrgica», aseveraba este jueves la consejera de Sanidad, Verónica Casado, quien advertía de que «la situación mejora, pero las UCI tardan en hacerlo (más que los bloques de hospitalización) ya que los pacientes necesitan una media de 21 días para salir de la UCI», tal como recordaba la consejera, que profundizaba en esa estadística señalando que hay «un 30% de personas que ingresan en una UCI y están más de 30 días y hay otro 10% que necesita más de 40».

Verónica Casado afirmaba que la ministra de Sanidad sigue pidiendo prudencia en la desescalada y, por ello, el único alivio a las medidas de contención es el levantamiento del cierre perimetral provincial y la supresión del límite de 25 personas en iglesias. El lunes se volverán a reunir para valorar la pertinencia de nuevos alivios en las medidas de contención, condicionados en cualquier caso por una hipotética mejora en las unidades de críticos: «Nuestra principal preocupación es la situación de los hospitales», admitía Casado, quien insistía en que las UCI continúan «muy llenas» y puntualizaba que la ratio que recomienda el Ministerio es la de un máximo de ocupación covid del 25% sobre su capacidad estructural; y ahora se está todavía por encima del 50% del total de los puestos UCI habilitados, en el 90% de la capacidad estructural.

Esto, traducido al Clínico y el Río Hortega supone que están cuatro veces por encima de esos números, ya que la dotación convencional de las dos UCI de Valladolid es de 90 puestos (57 en el Clínico y 33 en el Río Hortega), por lo que el límite estaría en 22 y ahora hay 81.

«La presencia del coronavirus en nuestros hospitales sigue siendo muy importante», resumía Verónica Casado en una comparecencia en la que defendió la efectividad de las restricciones implantadas desde mediados de enero en Castilla y León, incluida la del adelanto del toque de queda, ahora suspendido cautelarmente por el Supremo y que ha derivado en la decisión de la Junta de decretar el cierre a las ocho de la tarde de toda la actividad no esencial. Casado aseguraba que ya en su momento –cuando se optó por el adelanto del toque de queda– estuvo sobre la mesa la opción de  un cierre de todos los negocios a las seis de la tarde y que ahora se ha decretado, «pero adaptada a las ocho de la tarde, por la mejora de la situación epidemiológica» que, en todo caso, no funciona como un único factor de cara a la toma de las decisiones de desescalada, sino que siempre se tiene en cuenta también «la situación que hay en los hospitales».

En la misma línea, el portavoz y vicepresidente de la Junta defendía la primera medida de desescalada, la supresión del cierre perimetral provincial: «Como la incidencia continúa descendiendo a un buen ritmo, hemos tomado la decisión de ir poco a poco, quitando ya dos restricciones, pero siempre de la mano de los datos y poco a poco, como nos pide la ministra», decía el jueves Francisco Igea.

LA INCIDENCIA SALE DELNIVEL 4

En efecto, se ha dejado claro que junto a los indicadores sanitarios y ese objetivo de rebajar el grado de ocupación covid en los bloques de hospitalización y, sobre todo, en las UCI, la ansiada desescalada va a depender también de una mejoría todavía mayor en los indicadores epidemiológicos: los contagios, la incidencia acumulada, la tasa de positividad, la trazabilidad y la capacidad de rastreo... Valladolid ya ha conseguido que la incidencia acumulada semanal salga del nivel 4 (riesgo ‘extremo’) y la incógnita ahora es ver hasta dónde es capaz de bajar, teniendo en cuenta que la tasa marcada como aceptable (en la IA a 7 días) está en 25 casos por 100.000 habitantes. Ahora se sitúa ya en 89, después de que hace un mes (el 21 de enero) marcase su pico en 797 y con la referencia de lo conseguido en la desescalada de la segunda ola, cuando llegó a estar en 59 (el día 29 de diciembre), antes de que la relajación de las restricciones en las navidades dilapidase todo los esfuerzos previos. 

Por eso, las autoridades sanitarias siguen pidiendo prudencia a una ciudadanía a la que se le levanta ya la prohibición de abandonar su provincia pero a la que, al mismo tiempo, se le pide que continúe con las restricciones sociales: «A más movilidad, más contacto social... hay más contagio. Esto ya lo vimos durante el verano y lo hemos visto exactamente igual en la tercera ola, y, además, se nos ha unido una variante más contagiosa», decía la propia consejera de Sanidad, que advertía de que «una cosa es que los indicadores epidemiológicos permitan levantar alguna medida y otra cosa es dejar de recomendar que se limite la movilidad y el contacto social, que es la principal causa de contagio».