Hontoria: "Mostramos las exposiciones por vídeos y fotos"

M.Rodríguez
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El director del Museo Patio Herreriano apuesta por programar menos exposiciones, pero más largas y enriquecidas

Hontoria: "Mostramos las exposiciones por vídeos y fotos"

Javier Hontoria va dejando poco a poco su huella en la gestión del Museo Patio Herreriano, un centro cultural que estuvo más de dos años sin director tras el cese de su anterior responsable. De momento, su apuesta se centra en programar menos exposiciones, pero más largas y enriquecidas, en las que se busca la implicación de los artistas. Unos planteamientos que reafirmó en la presentación de la renovación del grueso de los contenidos expositivos hace unas semanas, con la inauguración de tres ambiciosas muestras que, de momento, el público solo podrá disfrutar vía internet por el cierre del museo obligado por el Estado de Alerta para frenar la pandemia del Coronavirus.

¿Se imaginaba celebrar su primer aniversario como director con el museo cerrado?

La verdad es que no. Aquel viernes fue un día difícil. La situación se precipitó mucho y no hubo más remedio que seguir las instrucciones de Alcaldía con el fin de preservar la salud de nuestras ciudadanas y ciudadanos. 

Muchos museos recurren ahora a las redes sociales para que los ciudadanos puedan seguir disfrutando de sus propuestas. ¿Cuál es el planteamiento aquí?

Mantenemos una actividad intensa en las redes, que son, como sabemos, unas herramientas de comunicación extraordinarias. Estamos enseñando nuestras exposiciones a través de imágenes y de vídeos con recorridos por las obras, y también ofreciendo testimonios de sus protagonistas, ya sean estos comisarios o artistas. También nos gusta enseñar material que permita conocer nuestros procesos de trabajo, especialmente en los proyectos que son fruto de producciones ambiciosas.

Momentos de crisis como el que vivimos suelen ser motores para la creación artística. ¿Se plantea el museo activar alguna propuesta creativa en este sentido para cuando reabra?

Continuaremos con la visibilización de nuestros proyectos a través de nuestros programas públicos, que son, junto a la Colección y nuestras exposiciones temporales, el nuestra principal línea de actuación. Por medio de estos programas públicos damos soporte intelectual y lúdico a nuestras presentaciones. Las conferencias, conciertos, recitales de poesía o performances que programaremos estarán íntimamente ligados a nuestro programa. Y sí, celebraremos la vuelta a la normalidad de una manera acorde a las ganas que tenemos todos de que todo esto pase de una vez por todas.

¿Ha conseguido ya que el Patio Herreriano sea un lugar donde pasen cosas, que fomente la curiosidad, la conversación y el espíritu crítico de los ciudadanos?

Eso me gustaría pensar. Un museo de arte contemporáneo debe estar atento a las evoluciones últimas del arte de su tiempo y también prestar atención a la sociedad en la que se inscribe. Explorar lo que ocurre en las muchas esferas que configuran lo social y desbrozar la complejidad de nuestro mundo son algunas de las obligaciones de todo museo de arte contemporáneo.

¿Qué posición ocupa ahora mismo el museo a nivel nacional?

No sabría decir, pues nosotros . El Observatorio de la Cultura dice que últimamente somos relevantes. Nuestra ambición es que haya una noción colectiva de que el museo puede ser una herramienta útil. Y para ser útiles necesitamos trabajar en red, estar en contacto con otras instituciones y formar parte de un tejido cultural. El trabajo en red amplifica el trabajo, le da solidez.

¿Cómo funciona el mix de la colección propia, las exposiciones de producción propia y la temporales de la FMC?

Consideramos que la Colección y las exposiciones temporales han de estar unidas por la coherencia. El 90% de las exposiciones temporales que hemos programado están vinculadas, de una u otra forma, a la Colección. Pensamos que hay una relación complementaria y muy fructífera en la oferta que la Fundación Municipal de Cultural ofrece a la ciudad de Valladolid, ya sea desde el Patio Herreriano o desde las salas municipales. Éstas son enormemente populares y hacen una labor encomiable a la hora de acercar la cultura a la ciudadanía.

¿Qué tal han funcionado las propuestas de diálogo de piezas de la colección permanente con artistas de otra generación?

Es una forma de ser versátiles a la hora de leer nuestra Colección. Muchas de los diálogos han sido muy prósperos por elocuentes. Otros, en su osadía, lo fueron por el disenso que produjeron y el debate que alumbraron. Hay una reflexión que estamos permanente haciéndonos quienes vemos exposiciones y estamos en contacto con la creación. ¿De verdad tiene que significar siempre algo el arte? La respuesta a la que de manera consensuada tendemos a llegar es que no. El arte, y esto es algo que se acentúa cuando hablamos del arte de nuestro tiempo, puede perfectamente no significar nada. Es cuestión de ir forjando la costumbre de relacionarse con los objetos y con las imágenes desde otras perspectivas que no sean necesariamente racionales, sino más bien afectivas.

Uno de sus objetivos a ser nombrado director aseguró que era conectar el museo con otras instituciones de ciudades europeas de la misma escala de Valladolid y con una tradición artística consolidada. ¿Hay ya algún fruto?

Hemos trenzado relaciones con varias instituciones locales nacionales, como el Museo Nacional de Escultura, el IVAM de Valencia, el CAAC de Sevilla… Y trabajamos en diálogo con instituciones internacionales con vistas a futuros proyectos.

¿Está conectado con la sociedad vallisoletana?

Yo creo que sí. Es nuestra ambición primordial. La gente no visita las exposiciones cinco, seis y siete veces. La gente viene una o dos veces. Por eso hacemos tanto hincapié en los programas públicos, que son una manera de mantener el museo vivo, convencer a la ciudadanía de que siempre puede haber cosas ocurriendo en el Museo.

¿La primera exposición organizada conjuntamente con el Museo Nacional de Escultura marca una senda a seguir? ¿Por qué ha costado tanto llegar a esta sinergia?

No creo que haya costado mucho. El proyecto se fraguó a los pocos meses de llegar a la Dirección. Tanto María Bolaños como yo pronto descubrimos nuestra admiración común por la obra de Eva Lootz y fue fácil iniciar conversaciones.

Con su experiencia de este año, ¿es factible que Valladolid una plataforma de difusión del arte español fuera de nuestras fronteras?

Es perfectamente factible. Estamos en una situación ideal para ello, con una colección extraordinaria y unos espacios deslumbrantes, con una ciudad de una escala estupenda, con historia, con servicios. Lo tenemos todo.

El Patio Herreriano, al igual que otras instituciones como la Seminci, mira la sector privado en busca de apoyo. ¿Encuentran empresas sensibles a sus propuestas?

Si, cada vez más. Hay mucho interés en la cultura por parte de la empresa privada.

¿Cómo va a afectar la situación actual a esta búsqueda de apoyos?

Confiemos en que no afecte, y si lo hace que sea positivamente. Mi impresión es que va a haber una criba. Se  va a tender a querer separar el grano de la paja, que no tendrán mayor recorrido aquellas formas de estar en el arte que hasta ahora se sustentaban en lo trivial y lo insustancial y que permanecerán quienes de verdad tengan algo que decir. Estas crisis suelen traer consigo matices positivos.

El museo dedica una de sus salas a los artistas emergentes locales. ¿Hay cantera en la provincia?

Hay cantera, y muy buena. Hemos hecho una selección muy interesante de artistas locales para nuestra sala 0, un conjunto de artistas que hemos seleccionado entre un numero de profesionales de la ciudad. Estamos deseando reabrir nuestras puertas y mostrar a nuestro público la primera entrega de este nuevo ciclo. Somos una institución municipal y con mucho gusto realizamos el trabajo de campo necesario para encontrar y visibilizar a los talentos de nuestra ciudad.