El Pucela sigue sin ganar... y van ocho partidos

D.V.
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El Real Valladolid deja escapar en el último minuto un triunfo clave. Murillo neutralizó con un cabezazo en el descuento el gol de Orellana en el 69. Octava jornada sin conocer la victoria de los de Sergio

Murillo hizo el gol de la victoria del Celta ante el Real Valladolid. - Foto: Efe

Jarro de agua fría. Helada. Un gol de Murillo en el último minuto del descuento impidió al Real Valladolid sumar su primera victoria desde el 2 de enero. Orellana había adelantado al Pucela en el 69 y, cuando ya se daba por segura la victoria, de pronto llegó el testarazo del colombiano al saque de una falta muy lejana que el equipo blanquivioleta defendió demasiado cerca de su portería y sin la contundencia necesaria, pese a que Sergio había plagado el equipo de defensores para ese tramo final del choque.

Fue prácticamente el único acercamiento de peligro del Celta desde el 0-1 y deja al equipo vallisoletano sin un triunfo que era clave, no solo para acabar con una racha de siete partidos sin ganar (desde el 2 de enero), sino también para abandonar la zona de descenso con algo más de solvencia que ahora, donde solo supera al Alavés por el gol average, porque la realidad es que el equipo vitoriano, el Eibar y el Real Valladolid están empatados a 22 puntos, con el Elche, penúltimo, con 21, pero con dos partidos menos; la victoria, además, devolvía al Celta a la pelea por la permanencia.

El partido fue muy igualado, sin apenas ocasiones. Más allá de los dos goles, una tuvo el Pucela en el primer tiempo, en las botas de Weissman y la única de mérito de los gallegos antes del gol fue una falta que Iago Aspas envió a la cruceta, ya en la segunda parte.

ROBERTO, TITULAR EN LA PORTERÍA

El Real Valladolid volvió a la versión 4-4-2 que tan buen resultado ha dado siempre a Sergio González, que cambió otra vez de portero, devolviendo la titularidad a Roberto, en detrimento de Masip. Por delante colocó a Janko, Bruno, Joaquín y Olaza, dando la medular a Plano, Alcaraz, Roque Mesa y Orellana, con Guardiola y Weissman en punta.

El equipo recuperó parte del empaque que tenía otras temporadas y, aunque no generó grandes ocasiones, tampoco permitió muchos acercamientos de un Celta que tenía el balón, pero sin generar peligro; la más clara llegó en ese lanzamiento de falta.

Al Pucela le bastó con que entrasen en acción tres de sus mejores hombres para hacer un gol que parecía valiosísimo. Roque Mesa conduce el balón desde la medular hasta plantarse en el balcón del área, la zaga derriba al centrocampista canario, pero Weissman recoge el esférico y lanza un buen tiro que Rubén Blanco rechaza los pies de un Orellana que no perdona.

Los últimos 20 minutos del choque fueron de contención, con Sergio plagando el equipo de defensores: Luis Pérez por Weissman, El Yamik por Janko, Kodro por Guardiola, Nacho por Alcaraz y Fede San Emeterio por Orellana. Y el plan salió bien hasta ese último minuto del descuento. Murillo voló por encima de la zaga pucelana y echó un jarro de agua fría. Helada.