Las residencias afrontan la segunda oleada blindándose

M. Rodríguez
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La Consejería de Familia insiste en que en la mayoría de los casos los contagios son asintomáticos o presentan un cuadro leve, aunque hay algunos brotes

Las residencias afronta la segunda oleada blindándose

La segunda oleada de la pandemia de la covid-19 no se está cebando, de momento, con las residencias de la tercera edad de la provincia. La Consejería de Sanidad ha detectado  brotes, se ha ingresado a residentes, pero las estadísticas muestran que desde el pasado 22 de junio han fallecido 17 personas en estos centros frente a los 300 que perdieron la vida en los dos meses y medio anteriores. Una noticia positiva que no evita que se mantengan los máximos niveles de alarma y precaución entre los responsables de los centros residenciales privados y públicos de la provincia. 

La propia consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y León, Isabel Blanco, aseguró esta semana que la situación «está controlada», aunque reconoció rebrotes en centros residenciales de zonas muy afectadas por la pandemia. Pero matizó  que los casos detectados recientemente habían pasado los test serológicos poco antes de que se declararan los brotes. Además, la consejera indicó que se dan de forma mayoritaria en centros que no se vieron afectados en la primera ola, a diferencia de los que tuvieron una mayor incidencia, donde muchos residentes ya tienen anticuerpos.

En este control de la situación ayuda la experiencia acumulada  frente al desconocimiento y, sobre todo, la falta de medios de protección que existió en la primera oleada, como explica José María Delgado, presidente de la Asociación Vallisoletana de Atención a la Dependencia (Avarte). Delgado, que también es director de la residencia Lacort Viana, reconoce que las expectativas  «no son buenas» ante esta segunda oleada del virus, pero considera que ahora se afronta «con medios y experiencia». «En los meses anteriores se hizo un buen trabajo, pero el virus nos pilló sin preparación y sin medios». 

Una situación generalizada, que reconoce el informe encargado por la Consejería de Familia, donde se habla de que en 74 de los centros residenciales de la región no se disponía de un stock suficiente al inicio de la pandemia. Una situación que la administración y los gestores de residencias confirman que ha cambiado radicalmente. «Ahora hay medios», reitera Delgado, que también apunta que la relación de estos centros asistenciales con la administración sanitaria «ha mejorado muchísimo», lo que ayuda a controlar mejor la situación epidemiológica. «Se trabaja muy de cerca con los profesionales de Atención Primaria. Sanidad ha intentado cubrirnos como espacios vulnerables y eso ha mejorado mucho la atención».

En esta línea, indica  que muchas de las medidas adoptadas en cada uno de los centros, más las fijadas por las administraciones públicas, están dando resultado de cara a contener los efectos de esta segunda oleada. La propiedad Sociedad de Gerontología entiende que el hecho de que haya rebrotes en un centro residencial no significa que las cosas se estén haciendo mal. Entienden que puede deberse a que los residentes son personas que requieren de cuidados que no pueden prestarse con distancia de seguridad y debido a que, salvo que esté prohibido, pueden salir al exterior.

Precisamente muchos de los centros residenciales de la provincia ya han vuelto a limitar las visitas de familiares a los residentes, además de prohibir las salidas al exterior. «El riesgo cero no existe, pero hemos limitado las visitas y las salidas, además de extremar las precauciones del personal», recuerda Delgado. El presidente de Avarte recalca la «presión» que sufren los profesionales del sector, que trabajan con gente «vulnerable», y que se han sentido «criminalizados» en la primera oleada. «Se ha hecho un buen trabajo, pero nos pilló sin preparación y medios. Ahora tenemos ambas cosas», reconoce. En este sentido, defiende que la mayoría de los centros tienen ratios de personal por encima de lo que exige la ley, pero explica que cuando hay tantas bajas por enfermedad como las de la primera oleada es muy difícil el reemplazo. «Ahora con las medidas de seguridad es mucho más complicado que se vuelva a reproducir la situación de bajas, tanto entre el personal laboral como entre los residentes».

 

DIPUTACIÓN.

Los dos centros residenciales de la Diputación de Valladolid -Cardenal Marcelo y Doctor Villacián- también fueron golpeados por el efecto del virus, que se cobro la vida de 32 residentes. Ahora ambas instalaciones están libres del virus y desde hace meses se aplica un nuevo modelo de gestión. Así, hay un equipo de trabajo especializado y multidisciplinar, creado  el pasado mes de julio, para analizar los problemas detectados en la pandemia y mejorar la seguridad y la atención en las residencias, que se reunió por primera vez esta semana. El grupo, formado por técnicos de la institución y de la Junta de Castilla y León, además de representantes del equipo de Gobierno y de los grupos políticos, deberá proponer, en un plazo máximo de seis meses, las medidas para mejorar la seguridad de los residentes en los centros.

Además del análisis de los centros durante la pandemia, propondrá medidas de modernización de las residencias, diseñadas ya hace años con unos criterios de atención distintos a los actuales. Las circunstancias vividas por la crisis sanitaria «han evidenciado la necesidad de replantear la distribución de las habitaciones, las zonas, los comedores y otras zonas comunes de los centros asistenciales de la Diputación», explica David Esteban, responsable del área. En este sentido, el equipo de trabajo planteará a la Comisión de Gobierno de los centros asistenciales de la que depende sus propuestas para rediseñar los espacios, las capacidades, las distribuciones, los turnos y los circuitos en Doctor Villacián y Cardenal Marcelo que actualmente se encuentran libres de la covid-19.