El club espera ganar 1.800 localidades al eliminar el foso

M.B
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La supresión del foso del estadio José Zorrilla, obra que arrancará en cuanto haya licencia municipal, ampliará el aforo a más de 28.300 asientos

El club espera ganar 1.800 localidades - Foto: Jonathan Tajes

El foso del Estadio José Zorrilla está cerca de ser historia. El Real Valladolid solicitó a primeros de mayo la licencia municipal para su eliminación este verano y se está a la espera del visto bueno de los técnicos del Consistorio para que comiencen unas obras que se alargarán en el tiempo hasta, probablemente, septiembre, lo que hará que el club solicite jugar las primeras jornadas a domicilio, como ya han hecho otros en años pasados. Con su eliminación, el club que preside Ronaldo Nazário espera ganar 1.800 asientos, con lo que el estadio José Zorrilla pasaría de los 26.512 actuales a los 28.312, lo que permitiría también ampliar el número de abonados, que esta última temporada ha sido de récord, llegando a los 20.000 y teniendo que hacer una lista de espera.

El foso del Zorrilla es el último que aún se mantiene en estadios de Primera y Segunda División -el Coliseum Alfonso Pérez en Getafe lo tiene, pero enrejado-. Data de la construcción del propio coliseo, en 1982, y sería el punto de partida de la gran remodelación que se tiene previsto realizar en los próximos años. 

El club ha presentado ya un borrador de lo que pretende hacer, con una inversión que ronda los 40 millones en esa gran obra, que incluiría un videomarcador que cubriría parte de la Grada Sur, aumentando también el número de localidades en esa zona. 

Pero esa obra abrió una vía de conflicto, subsanada en las siguientes semanas. El Real Valladolid argumentó que, al tratarse de una instalación municipal, igual debía ser el Ayuntamiento el que se hiciese cargo de la financiación -anteriormente se había garantizado un 25% del primer proyecto de reforma, que rondaba los 20 millones-; llegando a decir que si no era así se podían plantear la construcción de uno nuevo fuera de la capital. El alcalde fue el encargado de apuntar que no aceptaba chantajes. Y, entre medias, se encargó una tasación del estadio a la sociedad estatal mercantil Segipsa, que se comprometió a tenerlo en semanas (ya han pasado). La valoración será del inmueble, pero también de su valor en función del aprovechamiento que obtiene la sociedad que tiene su cesión. Como se publicó en estas páginas, el club incluyó el estadio en sus cuentas como patrimonio con una valoración de 16,4 millones y los campos Anexos los tasó en 8,6.