La tercera ola se desboca entre pequeños brotes familiares

A. G. Mozo
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La incidencia se dispara en el arranque de 2021 a un ritmo seis veces mayor que en la segunda ola. La mayoría de los contagios se dan entre familia y amigos lo que lleva a brotes de solo cuatro personas, la mitad que antes

Personas en la calle durante las navidades. - Foto: J.T.

La virulencia con la que avanza la tercera ola de la pandemia del SARS-CoV-2 se puede explicar en una de las casi cuatro mil charlas que han mantenido los rastreadores de Valladolid en estas dos semanas de 2021. Una, repetida al parecer en demasiadas ocasiones en estos días, en la que el positivo de turno hace su lista de contactos de las últimas 48 horas y termina por dar veinte nombres. Veinte...

El incremento generalizado de las relaciones sociales durante las navidades deja ahora un panorama apocalíptico, plagado de medidas de contención y clausura de bares, tiendas y gimnasios con las que se pretende contener el desbocado avance del coronavirus en un par de semanas. Un tiempo en el que las autoridades de Castilla y León activarán todas las restricciones previas a un confinamiento (cierre perimetral provincial, más limitaciones horarias, reuniones limitadas a cuatro personas...) al que aún se resiste el Gobierno –pese a la insistencia de cada vez más comunidades– pero que no evitarán que los contagios sigan creciendo en los próximos días y que, incluso, se superen las cifras registradas en la primera y  en la segunda ola, en la que llegaron a darse casi 800 positivos diarios en Valladolid.

«Nos ha sorprendido la tremenda velocidad de contagio de estas dos semanas», reconocía este jueves el propio vicepresidente y portavoz de la Junta de Castilla y León, antes de justificar las restricciones que se están implementando en base a la experiencia de haber «comprobado que restringiendo el contacto social, caen los contagios». En la segunda ola se intervino con la incidencia por encima de los mil casos y hubo que esperar más de un mes para su desactivación. Ahora, los cierres se han producido cuando la tasa de incidencia acumulada a 14 días se encontraba en Valladolid en 500, por lo que confían en que pueda reconducirse justo en la mitad de tiempo.

Igea y la consejera de Sanidad, Verónica Casado, no dudan en pedir a la población que asuma la grave situación epidemiológica que han dejado las navidades y que pongan en práctica su autoconfinamiento: «Se anuncia peor que la primera y la segunda ola, por la situación en la que estamos y por cómo están los hospitales», admitía Casado, quien, pese a todo, confirmó que aún no se ha resentido la actividad quirúrgica, ya que las unidades de críticos todavía manejan una cifras relativamente asumibles (48 covid entre Clínico y Río Hortega), pero lejos de las que presentaban en el arranque de segunda ola, allá por mediados de agosto, cuando no había ni una veintena de covid en las UCI de Valladolid.

LOS INGRESOS SE DISPARAN

En cambio, los efectos de la tercera ola son muy notorios ya en los bloques de hospitalización, donde hay 188 infectados ingresados, el triple que los 61 que se comunicaban a 31 de diciembre, que es cuando se ha marcado el punto de inflexión entre el final de la segunda ola y el arranque de la tercera.

Fue el último día de 2020 cuando la incidencia cayó hasta 113 casos por 100.000 habitantes (a 14 días) para dejar definitivamente de bajar y empezar a subir de una manera nunca vista, ya que se incrementa a un ritmo seis veces superior al que lo hizo en la segunda ola. Tal es la velocidad de expansión del virus que solo en estas dos semanas de 2021, de tercera ola, se ha anotado el mismo repunte de la incidencia para el que la segunda ola necesitó once semanas en Valladolid y que está ya en 779, y camino de superar los 1.077 del pico de incidencia de estos meses.

Así, la ‘curva’ de la pandemia es tan vertical que la consejera habló de «pared». «Estamos empeorando muy rápidamente. El contagio está aumentando mucho porque el virus está circulando muchísimo», decía Casado, quien recuerda el efecto que estos repuntes tienen sobre los hospitales y la patología no-covid: «La única manera de que nuestros hospitales y nuestros profesionales puedan resistir esta nueva ola es frenar los contagios y para eso hay que reducir los contactos sociales», resumió la consejera de Sanidad.

Los datos de los positivos que se han registrado esta semana dan fe de la eclosión que ha habido a la vuelta de la Navidad, al superarse solo en esta semana los más de dos mil contagios que se contabilizaron en todo diciembre.

La explicación a esta situación se encuentra, para los expertos, en el incremento de los contactos sociales que ha habido durante las navidades, con los más de tres mil positivos acumulados en el inicio de 2021 y que, en algunos casos, han relatado hasta 20 contactos, tal como ejemplificó la consejera de Sanidad en su última rueda de prensa. En este sentido, Verónica Casado explicó que el 75% de los positivos que se están dando ahora tienen su origen en encuentros de tipo familiar o socio-familiar, mientras que los brotes que antes había en las residencias se han ido reduciendo al máximo.

El familiar y socio-familiar es un perfil de contagio que siempre ha sido el predominante a lo largo de estos diez meses de pandemia, si bien ahora se ha acentuado, lo que también ayudaría a entender el cambio apreciado en la tipología de los brotes. Así, se ha reducido a la mitad las personas implicadas de media en cada foco detectado, lo que serviría para completar esa radiografía epidemiológica post navideña en la que las celebraciones de aquellos días dejan una pandemia desbocada entre pequeños brotes familiares; más pequeños, pero en mayor número.

BROTES DE CUATRO PERSONAS

Los datos recabados por El Día de Valladolid reflejan cómo la batería de restricciones de la segunda ola se ponía en marcha con 216 brotes activos en la provincia que tenían 1.898 contagiados vinculados, es decir, a una media de nueve casos por cada foco. Ahora, en cambio, en el arranque de las medidas de contención de la tercera ola, los 123 brotes declarados este viernes tienen 576 contactos vinculados, es decir, cuatro. Brotes más pequeños y que se suelen circunscribir a eventos de tipo familiar o social, casi al 50 por ciento.

Los focos de coronavirus que hay ahora mismo en la provincia superan ya el centenar y son más del triple de los que había en el arranque del año, cuando eran muchos menos, pero con el doble de contactos, una foto que solo ha cambiado tras unas navidades a las que se llegó con la pandemia en retirada y de las que se sale al borde del abismo.