El Calderón ingresa un millón de euros al año por entradas

M.Rodríguez
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José Mª Viteri, director artístico del Calderón, apuesta porque el teatro no sea solo un lugar de exhibición sino que debe aspirar a ser un Centro Cultural de las Artes Escénicas

El Calderón ingresa un millón de euros al año por entradas - Foto: Jonatan Tajes

El Calderón está de nuevo de celebración. Esta vez se festeja el 20 aniversario de su rehabilitación, la que lo convirtió en un teatro del siglo XXI tras más de 150 años de historia a sus espaldas. Un cambio de cara que no ha sido solo físico si no que también se ha notado en la programación y en las nuevas ofertas que se han diseñado pensado sobre todo en el público joven. Todas han surgido bajo la dirección de José Mª Viteri. El director artístico del teatro está muy orgulloso, además, poder conmemorar este aniversario con la ceremonia de los premios Max.

Esta es una temporada muy especial para el teatro, que afronta una nueva conmemoración después de haber celebrado hace cinco años el 150 aniversario de su inauguración (27 de septiembre de 1864). ¿Cómo se está celebrando el nuevo teatro que volvió a poner al Calderón en escena?

Ya fue realmente importante hacerse con la propiedad, que fue importante para que fuera un teatro público y se hizo la gran inversión que finalizó el 9 de abril de 1999. Fue un hecho importante. Al pasar a propiedad pública, como los grandes teatros de otras ciudades, se empezaron a hacer las programaciones estables, que hasta esa fecha no habían existido. De estas inversiones y rehabilitaciones se encargaba el antiguo MOPU. El Teatro Calderón ya era importantísimo en cuento a dimensiones, capacidad para el público y escenario pero además de la rehabilitación de la parte noble del teatro se hizo la parte social, con accesos nuevos y las infraestructuras técnicas para ponerlo en condiciones para albergar espectáculos de otro nivel y otra complejidad.

¿Qué implica este aniversario?

Es un feliz acontecimiento. Yo no estaba trabajando en Valladolid. Empecé en marzo de 2002 como gerente de la Fundación Municipal de Cultura para un tiempo concreto, que luego se fue dilatando. Pero casualmente yo estuve en esa inauguración porque en ese momento estaba trabajando el Teatro Arriaga y fui uno de los invitados. Estuve viendo a la Compañía Nacional de Danza, con coreografía de Nacho Duato, y la presencia de la reina Sofía. Pero la fundamental no es reabrir teatros o edificios sino que hay que darles contenido. En eso el Ayuntamiento de Valladolid ha sido ejemplar a la hora de mantener una programación estable.

Aunque no haya estado estos 20 años, volviendo la vista atrás, ¿qué balance del nuevo Teatro Calderón que nació en 1999?

Esto casi habría que preguntárselo al ciudadano, al usuario y al que no es usuario también. Honestamente la valoración es que siempre ha habido los medios necesarios, aunque todos sabemos los efectos de la crisis. En este caso se notaron, no tanto en la aportación municipal que nunca ha sido racaneada, si no por la desaparición de los patrocinios importantes. El Calderón se inicia con un Patronato de la Fundación con aportaciones económicas muy importantes, con subvención directa, como otros teatros que todavía lo mantienen como el Liceo o el Real, del Inaem, Caja Duero, Caja España y de la Junta de Castilla y León. Los medios económicos del teatro se han visto disminuidos por la no aportación o no existencia de patronatos, que han ido desapareciendo.

¿Ese es un camino sin vuelta? ¿Se pueden recuperar las subvenciones públicas?

Las privadas en algunas momento pueden tener algún tipo de intención de volver. Estamos esperando la famosa Ley de Mecenazgo, pero no sabremos nunca si va a funcionar hasta que no exista. Nos podemos mirar en el espejo de otros países pero aquí no podemos comprobarlo. Entiendo que los patronos cuando es un acontecimiento social, ciudadano,... estén presentes, pero la crisis les ha castigado muy duramente y han tenido que quitar gastos. Y uno de ellos ha sido este. La cultura ahora no es el objetivo prioritario.

¿Qué efectos ha tenido?

Ha podido variar la temporada lírica porque antes el Calderón llegó a hacer hasta cuatro óperas al año. Ahora, en general, más o menos se mantienen dos títulos líricos al año porque la opera es la que más déficit genera dentro de la programación. Pero se ha mantenido y se ha intentado oferta un abono de temporada o una programación general donde estén todos los géneros de las artes escénicas presentes como oferta pública. Esto se ha mantenido, crisis o no crisis, desde 1999 hasta la fecha. Hay menos medios económicos, pero la oferta es estable, sólida y de calidad, en la línea de exigencia de un Teatro como el Calderón.

¿Y qué le falta para convertirse en un teatro de referencia a nivel nacional?

Está bastante en el mapa. El Calderón para los artistas, compañías y distribuidores es un punto de referencia, no solo por el espacio y la línea de programación que tiene, que está muy clara, sino también porque tiene un público potente que todavía hace que podamos hacer un mínimo de dos representaciones y siempre en el abono de tres pases. Si vamos a ciudades similares de población con el entorno, en otros teatros municipales se hace incluso una representación del espectáculo. Mantener tres es un número importante de cara a las compañías y los artistas.

¿Y en producción propia?

También es verdad que Calderón está situado como un punto de referencia dentro de los teatros públicos nacionales por el hecho de que ha colaborado con empresas, y ha hecho coproducciones, en su momento, en lírica y ahora en teatro. Y ha albergado estrenos teatrales importantes, como el último que fue Els Joglars y el anterior fue Rojo de Echanove. Es un lugar de estreno para importantes espectáculos y es un espacio que siempre ha estado en relación con el Teatro Español de Madrid y que hace colaboraciones y coproducciones con teatros públicos. Esto hace que tenga un nivel.

¿Hay un punto concreto de mayor referencia?

Los que tienen mayor importancia son los que son unidades de producción. Tienen más dinero y pueden producir y generar espectáculos hacia fuera. Nosotros generamos también, pero lo que hemos hecho al no tener ciertos medios económicos es ayudar a que ciertos espectáculos vayan adelante. El Centro Dramático Nacional es potentísimo porque es una unidad de producción: crea sus espectáculos y luego los difunde. Pero en espectáculos donde se coproduce creo que sí somos de referencia. Y también creo que los somos por los proyectos que últimamente estamos generando. El Calderón actual no es el de hace 20 años, tiene más programación y de otro tipo, incluso ampliada a todo tipo de público. Antes había un abono familiar que hemos cambiado porque no hay espectáculos de gran formato para este público.

¿Qué alternativas hay?

Tenemos la sala Delibes con una programación infantil y el Desván con la colaboración de Teloncillo que ofrece una temporada larga de cinco meses de oferta para bebés. Hemos generado nuevos proyectos de poner en contacto al público en general con el hecho de las artes escénicas, como es La Nave o La Nave senior, de los mayores. Son proyectos abiertos a que el Calderón no sea solo un lugar de exhibición sino también un centro cultural de las artes escénicas, que eso creo que a futuro creo que sería el camino que habría que llevar.

En ese camino futuro, ¿cuánto les determina la competencia interna en la propia ciudad con la oferta teatral tan amplia que hay ahora mismo?

Cuando han ido remodelándose otros teatros es algo de lo que nos congratulamos todos. Valladolid es un referente. Una ciudad con esta población con tantos teatros, y tan elevado número de localidades, y que sigan funcionando y funcionen significa que las artes escénicas interesan mucho. No es fácil encontrar ciudades de este tamaño que tengan esta oferta. Está el Zorrilla, que es un teatro público con gestión privada. Está un teatro cien por cien privado como es el Carrión. El Calderón ahora está dentro de la unificación general de la Fundación Municipal de Cultura, pero hasta hace poco ha sido similar a Zorrilla en cuanto a la gestión de recursos propios y dinero público. Incluso salas que se siguen manteniendo históricamente, pero también son importantes a otros niveles de exhibición, como son la Borja o la Cervantes. Y luego está el otro gran teatro, que junto con el Calderón conforma la oferta municipal, como es la sala Concha Velasco del Lava y todo lo que conlleva este espacio como laboratorio de las artes.

¿Y el Delibes?

 Y además está el Delibes, que es tan claro en lo suyo que lo ha hecho es aglutinar allí la música culta, con lo que a lo mejor Calderón ha dejado de... porque durante muchos años fue la sede de la Oscyl. Pero el equipamiento del Centro Cultural Miguel Delibes es maravilloso y la música se traslada allí con toda la potencia que tiene, con un programación muy fuerte que hace que cada uno nos resituemos. Sería impropio que siguiéramos haciendo conciertos sinfónicos cuando tenemos una sala de conciertos sinfónicos. Un concierto aquí puede estar estupendo pero no tiene la calidad sonora que tiene el Delibes. 

Todo se ha resituado en la ciudad y no ha habido competencia sino que se ha enriquecido mucho la oferta. Si en España hay 30 o 40 potentes producciones teatrales, más grandes o más pequeñas, y ahí cuatro teatros, que mejor que mejor. Nunca ha existido un conflicto porque sabemos dónde están los públicos y cuáles van y vienen.  Ese circuito funciona y los teatros tienen un nivel de ocupación que no está nada mal.

¿Cómo convive tanta oferta?

Igual ha sido inteligente que al ser espacios tan distintos y de una gestión diversa, con una línea de trabajo de sus responsables de programación muy definida y en líneas distintas de estilos, no hay choques sino complementariedad. Calderón ha sentido más la crisis que el que se hayan reabierto teatros como Zorrilla o Carrión. Hay mucho público interesado y potencial en Valladolid, algo que le hace ser un referente, y creo que cada uno hacemos una oferta distinta que va a públicos distintos. Y hay público para todo.

Al plantearse la programación del 20 aniversario sí que parece que se han enfocado a captar nuevos públicos. ¿Cómo pretende hacerlo?

Yo veo al Calderón como un Centro Cultural de las Artes Escénicas. El dinero público está muy bien para apoyar aquellos espectáculos que lógicamente de manera privada no se podrían representar, como una ópera al nivel de las que se hacen aquí, que son muchas veces producciones que vienen del Teatro Liceo como Romeo y Julieta. Además, en la temporada lírica colaboramos con el Teatro La Zarzuela de Madrid. Con lo cual apoyamos a que se exhiban espectáculos de producción nacional. Pero el dinero público tiene que generar proyectos y ayudar a la creatividad de la propia ciudad. Tengo un poco la obsesión de los jóvenes quizás porque me estoy haciendo mayor, pero quiero ver más cosas. Tengo inquietud y quiero movida, que la gente se exprese y utilice las artes escénicas.

Apuntan a los jóvenes con ofertas como el #Meetyou o la representación en el Campo Grande. ¿Falta ese público en el Calderón?

Ese es la idea inicial de La Nave hace cuatro años, que es un tipo de gestión en el que creemos muchísimo, pero también La Nava senior, que harán un muestra abierta de su trabajo del año. Son cosas que generan mucho alrededor de lo que es un teatro. Y los jóvenes, claro que son una preocupación. Estamos siempre diciendo no se generan nuevos públicos, hay una gran quiebra entre el público joven y lo que se muestra en los espectáculos, no hay muchos jóvenes en las salas,... Y hay que pensar que igual que lo que ofertamos no les interesa cómo está hecho, con los medios con los que está hecho y de lo que tratan y hablan. La Nave empieza un poco para empezar al revés y conocer qué es lo que les interesa sino lo sabemos. 

¿Y de ahí surge el #Meetyou?

Y de ahí viene el #Meetyou, que surge de ese proceso de La Nave que lleva a intentar movilizarlos. Este primer año no pondremos la pica en Flandes. #Meetyou es intentar que con el tiempo sea una movida. Lo que se pretende es que los contenidos vengan de artistas, de nuevas propuestas. Hay una línea que se llama ‘Provoca’, que todavía no está desarrollada, donde se retoma el premio de Literatura dramática, que lo pusimos en funcionamiento con el 150 aniversario, pero para autores jóvenes. Se trata de generar espectáculos de jóvenes para llegar mejor a este colectivo. De aquí saldrán pequeñas financiaciones para propuestas artísticas de jóvenes.

¿De dónde surge la propuesta de sacar la danza a la calle para celebrar el 20 aniversario?

Existía la opción de repetir una gala similar, pero ahora queríamos buscar otras fórmulas, también por los condicionantes económicos. Nosotros trabajamos con ciertos colectivos en este campo y queremos abrirlo a que también el teatro genere actividad en la calle. Celebraremos el 20 aniversario con la gente que quiera ir y con cerca de 200 personas de todas las características que van a bailar la partitura de La Consagración de la primavera de Stravinsky. Esta opción no evita que a los abonados les agradezcamos su fidelidad, que hay que hacerlo de muchas maneras, porque han hecho sostenible el teatro con su abono anual. Este año todos los abonados dicen que están muy contentos con la programación, pero habrá años que les habrá gustado menos. Pero están ahí siempre. Los ingresos que devienen de la propia exhibición de los espectáculos son muy potentes, llegan al millón de euros al año. Y luego estará la celebración del domingo, donde vamos a bailar todos juntos. Hay un montón de escuelas de danza y grupos implicados.

Este fue un proyecto que realizó el coreógrafo Alain Platel, que es el creador del ballet C de la B, la compañía nacional de danza belga que está en Gante. Hablamos con él, nos permitió usarlo con la supervisión de los coreógrafos originales. Y luego nos lanzamos a la calle el día 7 de abril porque lo queríamos compartir con la calle. Es difícil cambiar la imagen del Calderón, el terciopelo, la bromita de siempre del abrigo de visón. Sabemos que existe esa imagen aunque creo que cada vez menos. Y lo que hay que hacer es intentar romperla cada día más: no lo que hay en el Calderón es para gente mayor sino que es un centro abierto en lo posible, aunque está el Lava para lo más rompedor, pero nosotros estamos en todo ese proceso y estar también en el tema joven.

¿Qué proyectos tiene en mente?

Quiero seguir un poco con todo lo que estamos haciendo. Creo que el tema joven, en general, es importante. Hay que darles oportunidades, no solo desde el Calderón sino que desde el propio área de Cultura, que ya está en ello, con residencias artísticas, con el uso de los teatros públicos para acoger distintos proyectos artísticos aunque luego no se vaya a representar en el Calderón porque nuestro escenario, por lo grande que es, delimita mucho. Pero tenemos otras salas pequeñas, que es donde lo estamos haciendo. Y por eso cada día intentamos colaborar más con el tejido artístico de la ciudad. Este año hemos hecho la gala de coreógrafos de la asociación de profesionales de la Danza de Castilla y León. Queremos ayudar a que se muestren y visibilicen los trabajos de los compañías vallisoletanas y de la región, aunque no tengamos especial aportación de la Junta, que ya es algo habitual. Por otro lado, espero que el proyecto de La Nave genere otras cosas en el futuro.

 

«Queremos ayudar a visibilizar los trabajos de los compañías vallisoletanas y de la región»

El Teatro Calderón será el escenario de la XXII edición de los Premios Max de las Artes Escénicas, el mayor reconocimiento al talento de los profesionales del teatro y la danza de España. La ceremonia de entrega de estos galardones que tendrá lugar el próximo 20 de mayo y será el plato fuerte de la celebración del 20 aniversario de la rehabilitación del teatro. En este sentido, el director artístico del teatro se muestra muy agradecido a la Fundación SGAE porque haya contado con el Calderón precisamente en la celebración del 20 aniversario de su reinauguración. Entiende que es un reconociendo la importante labor realizada por este teatro municipal, su programación estable y de alta calidad. 

En ese centro abierto también cabe la Seminci, que ha convertido al teatro en su seña de identidad, pero este año va a caber por primera vez la ceremonia de entrega de los Premios Max de la Artes Escénicas.

Esta es la verdadera celebración del 20 aniversario del teatro. ¡Qué mejor que celebrar el 20 aniversario del Calderón con los artistas! Este planteamiento lo compartí inicialmente con la concejala de Cultura y lo trabajamos. ¿Cómo se podría traer a todos los artistas importantes que han pasado por aquí al aniversario? Pues con los premios Max.

¿Habrá alfombra roja?

Sí. Son muchos los nominados y los finalistas, con artistas de primer nivel muy reconocibles para todos. Y sí que necesitan que se les vea en la calle. Y el público general lo podrá ver en televisión por La 2 en directo en prime time.

¿Esta gala le dará un espaldarazo para convertirlo en un espacio abierto a grandes eventos nacionales? ¿Sería una fórmula para conseguir ingresos?

En el Calderón han sucedido importantes eventos. Ha habido muchas galas aunque quizás no con este sello, pero aquí fue hace poco la gala del deporte nacional. El Calderón es un sitio de referencia para muchas cosas y mucha gente lo solicita y lo quiere porque es un escenario público no solo abierto al público. Lo que sucede en el Calderón tiene cierta transcendencia en la propia sociedad. Y ojalá que sea referencia en acontecimientos artísticos aunque estas grandes movidas no son baratas.

¿La celebración del 20 aniversario se acompañará de alguna nueva placa de reconocimiento a algún artista o creador local?

Este mismo año, no. Este depende de la alternancia o la propuesta que quiera hacer el Ayuntamiento. Yo creo que hay que dejar un tiempo entre placa y placa. Esto es un tema de ciudad. Lógicamente se pondrán más. Llegado el tiempo algún artista más se merecerá estar en un pilar del Calderón.

¿Qué necesitan para convertirse en el Centro Cultural de las Artes Escénicas al que aspira? ¿Una nueva remodelación? ¿Una nueva inyección económica?

El Calderón es un teatro del siglo XXI. Si vemos otros teatros similares seguirán siendo los teatros del siglo XXI aunque se hayan hecho cosas más modernas como el Matadero de Madrid o nuestro Lava, que es un lugar contemporáneo. El teatro Calderón es así, no se puede cambiar salvo que lo tiremos para hacer uno nuevo, algo que sería una locura. Yo creo que los teatros a la italiana llevan siglos siendo los teatros donde se representan las cosas. 

Más que el continente, que está bien, hay nuevas tecnologías que habría que aplicar y eso conlleva inversión. Aunque este teatro se modernizó muchísimo en la rehabilitación. Todo lo que es escenario es nuevo, el telar es nuevo, ya tenemos wifi, pero necesitamos nuevas tecnologías porque se cambiará el modelo de espectáculo y necesitaremos otro tipo de infraestructuras. El continente tiene su importancia, y más que cambiarlo hay que centrarse en el contenido y los nuevos proyectos que hagan que los teatros estén o no con los tiempos.

¿Y colaboraciones con el TAC?

El TAC lleva unos años en el Calderón con sus espectáculos. Yo he sido muchos años compañero del director del TAC y era lógico tener este punto de encuentro. Lo lógico es que siendo el TAC lo que es tenga su espectáculo que vaya bien al Calderón. Y se han hecho unas propuestas escénicas estupendas. Este año habrá un espectáculo de referencia porque el TAC es el festival de teatro de la ciudad. Pero lo idea general de futuro es que nosotros queremos remover cosas y generar un movimiento artístico más joven en la ciudad en la medida que podamos con el #Meetyou. Espero que tengamos un mínimo éxito con ello para que a futuro se vaya moviendo.