250 perjudicados por el retraso del 'nuevo' permiso paternal

Óscar Fraile
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El incremento de cinco a ocho semanas de baja estaba previsto para el 7 de marzo, pero entrará en vigor el 1 de abril. Después se elevará progresivamente hasta 16 semanas en 2021

El retraso del nuevo permiso paternal excluye a 250 hombres - Foto: Efe

Muchos hombres que están a punto de ser padres se llevaron una desilusión la semana pasada cuando el Gobierno anunció un retraso en la entrada en vigor de la ampliación del permiso de paternidad. En un principio estaba previsto que la medida se publicase en el Boletín Oficial de Estado (BOE) el 5 de marzo para empezar a aplicarse dos días más tarde, pero el Ejecutivo central decidió retrasarlo al 1 de abril para que la Seguridad Social y las empresas tengan más tiempo de adaptación. Es decir, los hombres que hayan sido o vayan a ser padres entre los 25 días que hay entre el 7 y el 31 de marzo se tendrán que seguir conformando con las cinco semanas de permiso actuales, frente a las ocho que estarán vigentes desde el mes que viene. Una cifra que aumentará a doce semanas en 2020 y 16 en 2021, las mismas que tienen actualmente las madres.

Si se tiene en cuenta que en Valladolid nacen unos diez niños diarios, según las cifras del Instituto Nacional de Estadística referentes a 2017 (últimas disponibles), el volumen de padres afectados en Valladolid ronda los 250, aunque de ahí habría que descontar a los que no tengan trabajo.

El Gobierno incluyó esta iniciativa dentro del Decreto-Ley de medidas urgentes para garantizar la igualdad entre mujeres y hombres en el empleo. La intención es avanzar hacia la corresponsabilidad en el cuidado de los bebés, hacia una paternidad «responsable», en palabras de la ministra de Trabajo, Magdalena Valerio. Y, de paso, fomentar el acceso de las mujeres al mercado laboral y su proyección profesional, muchas veces lastrada por las obligaciones que implica el cuidado de los hijos. Un informe de la Obra Social de La Caixa recientemente publicado revela que las mujeres con hijos tienen un 36 por ciento menos de posibilidades de recibir una llamada de trabajo que si no tuvieran descendencia.

250 hombres no pueden optar al nuevo permiso de paternidad250 hombres no pueden optar al nuevo permiso de paternidadActualmente las madres disponen de un periodo de seis semanas de baja obligatoria a disfrutar después del parto. Las diez restantes pueden compartirlas con el padre, si así lo desean ambos. Pero no es muy frecuente que esto pase. Según los datos que maneja la Consejería de Economía y Hacienda, el porcentaje de bajas compartidas en Valladolid nunca ha superado el tres por ciento desde el año 2005. En este periodo la cifra más alta se registró en 2011, con un 2,8 por ciento. Sin ir más lejos, el año pasado se reconocieron 2.602 prestaciones por maternidad en Valladolid, y solo en 61 ocasiones el padre disfrutó de parte del periodo de baja que, en principio, le corresponde a la madre. Es decir, un 2,3 por ciento de los nacimiento. Valladolid no es un caso excepcional. La media en Castilla y León es del dos por ciento, y en España, del 1,8 por ciento.

Las razones.

¿Por qué ese porcentaje es tan bajo? El catedrático de Sociología Gerardo Meil es coautor del estudio Los permisos parentales como instrumentos para la igualdad de género, de la Obra Social de La Caixa, y de Padres que utilizan el permiso de maternidad. La experiencia de padres españoles y sus demandas de política pública, para el Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Según él, hay varios factores que influyen. «En primer lugar, hay que tener en cuenta que es la madre la que tiene derecho al permiso de maternidad, y ella lo cede al padre si así lo acuerdan, de modo que ahí ya hay una barrera», explica. Pero, más allá de este factor, asegura que «la mayoría de las madres considera que lo suyo es quedarse con el bebé durante las 16 semanas, es algo que está muy enraizado en la cultura de los países occidentales». Meil recuerda que el primer permiso de maternidad data de 1923.

Es decir, es una cuestión cultural en unos países en los que la madre solo cede este derecho cuando no tiene posibilidad de disfrutar de ese descanso. Meil ha estudiado estos casos y ha llegado a la conclusión que las cesiones de la baja al padre se pueden dividir en cuatro grupos. El primero es el de mujeres autónomas, cuyos ingresos se paran en cuanto dejan de trabajar. En el segundo grupo están las mujeres que sufren precariedad laboral. Esas que dependen de la renovación de un contrato y temen que disfrutar de esta baja pueda suponer perder el empleo. «Son los jóvenes los que tienen niños... y los que tienen los contratos temporales», explica el sociólogo.

Hay un tercer grupo de mujeres que ceden esos días de descanso porque están en un momento en el que consideran que pueden promocionar profesionalmente. «En estos casos, parar durante cuatro meses puede poner en cuestión un posible ascenso», señala este investigador de la Universidad Autónoma de Madrid. El último grupo está formado por los comprometidos ideológicamente. Es decir, los padres y madres que tienen claro que el cuidado de los bebés es cosa de dos y esas tareas se deben repartir al cincuenta por ciento. Progenitores que están implicados con la igualdad.

Pero entre estas cuatro categorías ni siquieran llegan al tres por ciento de los permisos de maternidad, tradicionalmente disfrutados íntegramente por la madre. «Las mujeres asumen que es un periodo para ellas, que solo van a disfrutar en una o dos ocasiones, y en las empresas y la sociedad está asumido así», señala.

Otro factor que puede condicionar al tomar estas decisiones es la lactancia. Meil reconoce que hay parejas que renuncian a ella, pero hay otras que consiguen organizarse, compartir la baja y seguir con esta forma de alimentar al bebé. «Las parejas suelen utilizar distintas estrategias, como sacar la leche por la mañana o por la noche, congelarla y dársela cuando corresponda al bebé y, en otras ocasiones, cuando puede la madre, dar el pecho», señala.

colectivos que se oponen. Pese a que la ampliación del permiso de paternidad busca fomentar la corresponsabilidad en el cuidado de los hijos, no todos los colectivos la ven con buenos ojos, porque obligará al niño durante un periodo a estar alejado de la madre. Por ejemplo, la Asociación Española de Psicología Perinatal, cuyo objetivo es «fomentar la prevención psicosocial y la promoción de la salud mental de los bebés, las madres y sus familias», considera que la separación temprana de la progenitora y el bebé «supone una violación de los procesos biológicos que sostienen la salud perinatal, propiciando un innecesario estado de estrés en ambos que puede llegar a perjudicar muy especialmente el desarrollo neurológico de la criatura». Por eso aboga por la ampliación del permiso materno.

La psicóloga perinatal vallisoletana Isabel Villanueva forma parte de la junta directiva de este colectivo. Según ella, el vínculo de la madre y el niño «se produce desde la gestación». «A través del proceso de parto la madre tiene unas condiciones biofisiológicas alteradas que permiten que, después del nacimiento, sea la persona idónea para acompañar al bebé», señala. Según ella, «el permiso de maternidad actual es insuficiente para atender las necesidades del niño». Unas necesidades que pasan por el cuidado materno. «ya que por su biología y el proceso de gestación y parto, la madre es la mejor dotada». En el caso de que ella no quiera o no pueda, considera que se puede buscar a otra persona, que puede ser el padre, «pero sabiendo que en la primera crianza no es lo mismo ser padre que madre».

Por eso reclama una ampliación del permiso materno y que ambos puedan ser transferibles, «para que cada familia elija cómo organizarse y cómo hacer un trabajo tan importante para nuestra especie».