Un trocito de El Bierzo en Parquesol

M.B
-

Toño Alfayate nos abre las puertas de la cocina de La Solera Berciana, con su cocido maragato como principal referencia

Toño Alfayate, en la cocina de La Solera Berciana. - Foto: J.C.Castillo

Aquí mismo –a 761 metros (unos pocos más que el centro de Valladolid) sobre el nivel del mar– y ubicado en lo que era el cerro de la Gallinera y hoy es el barrio de Parquesol hay un trozo de El Bierzo. Al menos de su sabor y de su cultura gastronómica. Lo pone sobre la mesa Toño Alfayate desde hace más de un cuarto de siglo en La Solera Berciana. Desde este verano en la calle de Mateo Seoane Sobral, 22, enfrente del local del humor por antonomasia, El Rincón del Erizo, y solo a unos metros de su anterior ubicación.

«Cerramos por la pandemia y nos decidimos al cambio por las restricciones, porque el otro local era muy pequeño, aunque era como mi ‘niña bonita’... me crié allí y vimos nacer a gente del barrio», apunta Toño desde la barra de su nuevo establecimiento, con sus tapas a la vista y el constante trasiego de navajas, chipirones, pulpo... «hechos a la brasa y con una salsa especial».

Su historia comenzó hace 26 años, casi como la del barrio. Toño había trabajado en varios negocios de hostelería de Parquesol y se decidió a cambiar las tiendas de alimentación de la familia por un restaurante. «Somos de Ponferrada, yo nací allí y lo que ofrecemos es gastronomía berciana. Nos hemos especializado en productos de allí, también con una mezcla de Galicia, ya que mi mujer, Marta, es gallega», señala Alfayate, que explica rápido el porqué del nombre: «Solera Berciana es un grupo folklórico de Ponferrada. Se podría decir que es como Candeal aquí y quisimos recoger con ello parte de la cultura gastronómica de la zona de la que venimos».

Con tres personas en cocina y un local para 91 comensales, entre sus dos plantas y la terraza, en La Solera Berciana hay botillo y morcilla de león, entre otros productos de la zona de El Bierzo; y lacón con grelos y chuletón de vaca rubia gallega, entre otros de Galicia. Su parrilla permite la preparación de muchos de sus viandas con un sabor aún más parecido al de su tierra original: «Traemos mucho producto de la zona pero no nos olvidamos de la gente del barrio, y tratamos de comprar aquí todo lo que podemos».

Junto a esos platos, hay uno que destaca desde el origen de La Solera Berciana: su cocido maragato. Para degustarlo hay que encargarlo, ya que por el momento no cuenta con menú del día y se mueve con sus tapas y su carta: «Tendremos que instaurar un día para él». El cocido maragato tiene, como principal peculiaridad que se sirve al revés: es decir, primero la carne para acabar con la sopa. «La diferencia no es solo que se sirva al revés. Los productos son salados y luego hay que desalarlos... o, por ejemplo, un cocido normal no lleva lacón», advierte Toño que pone precio al cocido: «20 euros desde que uno se sienta y hasta que se levanta», y que bromea con eso de comerlo al revés: «Si alguien quiere puede pagar primero, tomarse un digestivo y luego sentarse a la mesa a comer». Además del clásico cocido maragato, otro de sus buques insignia es el bocata berciano: «Bastante grande con huevos fritos, jamón ahumado y pan untado con aceite y tomate».

Abierto todos los días de la semana menos los martes –«llevamos 26 años cerrando ese día»–, con cada consumición hay una tapa gratis y aunque Toño tiene clientes hasta de México, reconoce que la mayoría de la gente que le visita es del barrio.

«Todos los platos, incluidas las tapas, están hechos por nosotros. Aquí no tenemos nada industrial», deja claro Toño, un berciano asentado en uno de los puntos más altos de Valladolid, en el cerro de la Gallinera.