Una pista entre malas hierbas

R.G.R
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Las instalaciones de Villavieja del Cerro ofrecen una imagen de abandono después de quince años sin uso. El edificio está deteriorado, con goteras, óxido, suciedad y algunos ventanales sin instalar debido a la paralización judicial

Las instalaciones de Villavieja del Cerro han permanecido cerradas durante los últimos quince años. - Foto: Jonathan Tajes

Una continua sensación de abandono. Las instalaciones de la extinta Meseta Ski no pasan por su mejor momento. La Diputación se encargó desde el primer momento de contratar a un operario que se encarga de la seguridad durante el día para evitar que se puedan producir robos o actos vandálicos que pudieran ocasionar importantes desperfectos, tanto en las dos pistas como en el edificio destinado a servicios. Pero el paso del tiempo está haciendo mella. 

Vallas caídas, la hierba creciendo por cualquier parte, el primer poste del que hubiera sido el telesilla en el suelo caído, varias goteras de consideración en el interior del edificio de servicios, suciedad, polvo acumulado… Han pasado quince años desde que se ‘inauguraran’ las instalaciones y eso se nota. 

La paralización ordenada por el juez impidió que ni siquiera se pudiera terminar de instalar las últimas cristaleras en la segunda planta del edificio y la Diputación no tuvo más remedio que aplicar una solución de emergencia, colocando unos paneles en los marcos para evitar que el edificio quedara a la intemperie. Sin embargo, el agua ha conseguido entrar y el interior del edificio muestra goteras que será necesario reparar. 

Las instalaciones de Villavieja del Cerro han permanecido cerradas durante los últimos quince años.  Las instalaciones de Villavieja del Cerro han permanecido cerradas durante los últimos quince años. - Foto: Jonathan TajesEn Meseta Ski se pueden diferenciar claramente dos partes. La exterior, compuesta por dos pistas, una superior a los 100 metros y otra de unos 25 (destinada para el público infantil). Y la interior, con el edificio de servicios de dos plantas y destinado para que todos los usuarios del complejo pudieran descansar y comer. Ambas están en un estado claramente mejorable.

El estado de las pistas es una incógnita. El arquitecto de la Sociedad Provincial de Desarrollo de Valladolid (Sodeva), Valentín González, explica que en un primer momento no deberían de estar en mal estado más allá de las malas hierbas, aunque es una incógnita cómo responderían una vez que comenzaran a usarse, ya que pueden aguantar el tránsito de los esquiadores o pueden echarse a perder en solo unos días. 

La rampa de subida y bajada para los usuarios en la pista principal está llena de matojos y malas hierbas, al igual que el resto de espacios verdes existentes. La caseta de control que se ubica en medio de las dos pistas está completamente deteriorada. El óxido está presente en este edificio y los cristales dan una sensación de que necesitan cambiarse. 

Las instalaciones de Villavieja del Cerro han permanecido cerradas durante los últimos quince años.  Las instalaciones de Villavieja del Cerro han permanecido cerradas durante los últimos quince años. - Foto: Jonathan TajesLa situación del edificio no es más esperanzadora. La planta baja mantiene diáfano el espacio principal y se puede ver cómo están aún calzadas las grandes cristaleras en el suelo preparadas para su instalación. La pintura está levantada en algunas partes de las paredes y llama la atención el hecho de que los baños para los usuarios se mantienen intactos y perfectamente acabados. Hasta el secador de manos está incluso con el plástico del precinto sin quitar. El cuarto de la cocina del restaurante está intacta. Se mantiene todo preparado para la instalación de unos electrodomésticos que nunca llegaron.

La primera planta es la que ofrece una peor imagen. La colocación de paneles para tapar los huecos de las ventanas obligó a situar palos en el suelo a modo de sujeción y todo el espacio se encuentra lleno de ‘obstáculos’ que afean la sala. Desde esta parte de arriba se puede ver el pueblo y cómo la pista principal se corta a mitad de la ladera. 

Los pinos que plantó la propia Diputación en la parte más elevada de la ladera después de derribar la parte elevada del complejo por orden judicial crecen con normalidad. Ya se puede ver que la repoblación está funcionando y ya parece un espacio donde nunca se construyó nada.