Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Cantero

09/12/2021

El Papa Francisco anda amenizando una zarabanda de obispos con la que alimenta su fama de animador de controversias. La última, la designación para Alicante de Munilla, el otrora obispo palentino y último y polémico rector de la diócesis guipuzcoana. También a José Luis Retana le precede la porfía antes de su toma de posesión como prelado conjunto de Ciudad Rodrigo y Salamanca, cosa que no parece haber sentado muy bien a algunos en la diócesis mirobrigense.
Pero el rol más complejo le ha correspondido al palentino Antonio Gómez Cantero, que tuvo que abandonar a primeros de este año la diócesis de Teruel, al frente de la que estaba, para convertirse en coadjutor del personalísimo Adolfo González Montes en Almería.
Este mitrado, salmantino, ex obispo de Ávila, fue degradado a la condición de obispo de Almería sin atribuciones ante la alarmante situación económica de aquella demarcación andaluza. Gómez Cantero acaba de asumir en plenitud sus funciones una vez que su predecesor ha cesado del todo, no sin resistencia. Cantero es un cura sencillo, que se formó en el seminario de Carrión de los Condes, donde estuvo al cuidado de sus tíos de pequeño ante las necesidades que su familia, cuyo padre, guardia civil de hace sesenta años, experimentó las estrecheces propias de su condición. Ahora tiene ante sí el que es, sin duda, el reto más severo al que se enfrenta la Iglesia española en una diócesis de pequeño tamaño. Lo hará bien. Gómez Cantero siempre ha amado su Palencia natal y ha tenido que lidiar en un par de ocasiones con la función de administrador diocesano en sendas transiciones no sencillas. Ahora tiene vía libre tras pasar este año un vía crucis.
Los movimientos en la iglesia están siendo una «yenka» que está dando mucho que hablar, prolegómenos de la próxima salida de Ricardo Blázquez de la primera línea.