Joker, el último salón recreativo

M.B
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Salón Recreativo Joker es el último local de Valladolid en el que se pueden encontrar máquinas de juegos como el Tetris, Daytona, The House of the Dead... que hicieron las delicias en los 80 y 90. Lleva un año en alquiler

Joker, el último salón recreativo - Foto: Jonathan Tajes

Hace no tantos años, los adolescentes pasaban sus horas de ocio en salones recreativos jugando delante de unas pequeñas pantallas ancladas en enormes máquinas con un par de mandos y varios botones de colores. Era la década de los 80, y Phoenix, Asteroids, Pac-man eran algunos de los nombres de juegos míticos que hacían las delicias de quinceañeros. Poco después llegaban otros como Shinobi, Ghost And Goblins, Rastan, Golden Axe... y entre medias estaba el Tetris y más tarde alcanzaría la cima el Super Pang. Valladolid no fue ajena a aquella moda. Abrieron muchos locales de las mismas características. Con máquinas apiladas una al lado de la otra, con pinball o petacos, futbolines y billares como complementos a las primeras. De todo aquello, de locales míticos como el de la Plaza Mayor, Colón o similares, solo queda uno, Salón Recreativo Joker. Y está en alquiler. 

El Joker, como lo conoce todo el mundo, abrió sus puertas en 1987. Lo hizo de la mano de José Rivero, que sigue al frente del mismo 32 años después. «Teníamos este local sin uso y vimos que la zona era de tránsito. Justo acaba de abrir otro de similares características cerca, pero mucho más pequeño. Así que nos decidimos por ello», recuerda sobre sus inicios. Las primeras máquinas de vídeo datan de los 70, con el famoso Pong (con dos barras laterales y  basado en el tenis de mesa). Y cuando ellos abrieron el tema de los videojuegos estaba en pleno auge. Los adolescentes se reunían en torno a estas máquinas y pasaban muchas de sus horas de ocio allí. 

Lo que fue un establecimiento de éxito, hoy casi es de culto. Rivero colocó hace un año el cartel de ‘Se Alquila’. Y, en cuanto le llegue una buena oferta, cerrará las puertas del último salón recreativo de la ciudad. «Empezamos a decaer con la llegada de Internet, y con los ordenadores personales en casa, pero sobre todo con el tema de la telefonía móvil», reconoce. 

Joker, el último salón recreativoJoker, el último salón recreativo - Foto: Jonathan TajesAhora apenas mantiene una máquina con el Super Pang, otra con el Tetris, una con el Photo Play, la clásica The House of the dead y varias de coches... junto a una infantil en la entrada al local «Ahora lo que nos está funcionando son los futbolines. Mantenemos siete. Las máquinas están ya ‘demodé’, son para nostálgicos», se sincera mientras relata como algunos clientes del hotel que se sitúa enfrente bajan de vez en cuando para jugar alguna partida: «Hablo de gente de más de 40 años e incluso 50, que recuerdan las horas que pasábamos delante de estos juegos».

 Al lado de los futbolines y de esas máquinas ya míticas, una de cambio (no faltaba nunca una después de que durante años fuesen los propios dueños los que diesen cambios en monedas a los clientes) y en el caso del Joker cuatro con acceso a Internet: «Va también con monedas. Pero casi son más para amigos del coleccionismo. Va por tiempo y tiene un borrado automático cuando se desconecta».

En el Joker se puede jugar a las últimas máquinas de Arcade, el término genérico que se usaba para este tipo de máquinas recreativas. No está el Pac-Man, pero bien podría estarlo. Sí el Super Pang o el Tetris. 

De las 25 pesetas a los 20 céntimos

En los 80 y los 90, muchos jóvenes se dejaban parte de su asignación semanal (la famosa paga) en estos salones recreativos. Por entonces, la mayoría de las máquinas costaban lo mismo, 25 pesetas (0,15 euros). La mecánica de uso era bien sencilla. En todas las máquinas había una pequeña ranura, donde se introducía la moneda (en la imagen de la izquierda se puede ver una de ellas) y se podía jugar una partida al juego en cuestión. «Antes cada videojuego era una máquina específica; iba el juego y la máquina de forma conjunta y si se cambiaba el primero había que cambiar la máquina entera», recuerda José Rivero, de Joker.

Actualmente, el precio de las máquinas es de 20 céntimos (50 las de coches o los futbolines), es decir prácticamente lo mismo que en su momento de auge.