Iveco comenzará esta semana las negociaciones del nuevo convenio colectivo con la formalización de la mesa este mismo lunes. Se dará así pistoletazo de salida a un tira y afloja que, a diferencia de otros años, en esta ocasión tiene un trasfondo mucho más trágico después de que la empresa reconociera ante los representantes de los trabajadores que la situación de las plantas de Valladolid y Madrid es más que complicada. Por eso en primer momento apostó por la aplicación de un expediente de regulación de empleo extintivo, si bien posteriormente accedió a buscar otras soluciones en el marco de las negociaciones que empiezan este lunes.
Aunque eso no significa que los despidos se hayan descartado. Ni mucho menos. Serán otro recurso, quizá el último, si la empresa considera que en el convenio no se alcanzan acuerdos que permitan mejorar la competitividad en una época marcada por la caída de la demanda de los mercados. Algunos por encima del 50 por ciento, tal y como reconoce la propia empresa.
Los trabajadores son conscientes de que la empresa intentará reducir costes a través de las tablas salariales, y saben que ellos no parten en la mejor posición en estas negociaciones. Pero también tienen claro que su defensa de los derechos adquiridos será todo lo férrea que la situación permita. Y con líneas rojas, como la reducción de plantilla. De forma unánime, los sindicatos no están dispuestos a pactar salidas, toda vez que esto dejaría, según ellos, en una situación muy complicada a una planta que desde hace años tiene menos de mil empleados, cuando en su mejor momento llegó a tener unos 1.400. Reducir todavía más la plantilla podría poner en peligro su supervivencia cuando la multinacional italiana se plantee cualquier ajuste. O al menos eso es lo que creen los sindicatos.
El ejemplo más claro lo tienen en la planta de Suzzara (Italia), donde Iveco tambiénn produce la Daily, como en Valladolid, y donde han pasado a hacer 50 vehículos menos al día con 300 efectivos menos, tal y como explican fuentes sindicales.
Con todo, algunos representantes de los trabajadores creen que el 'aviso' de la Dirección como paso previo a iniciar la negociación del convenio no es más que una medida de presión para conseguir mejores condiciones. Las dos partes sabían que más pronto que tarde habría que iniciar los contactos, ya que el convenio que todavía se está aplicando expiró el pasado 31 de diciembre. La plantilla reconoce la complicado de una situación de crisis que es global, pero pondrá sobre la mesa que se trata de una situación coyuntural, si bien la empresa no tiene nada claro que el mercado se vaya a recuperar con tanta rapidez. Además, Iveco prevé que al finalizar este año solo se habrá trabajado la mitad de los días productivos debido a la aplicación de expedientes de regulación de empleo temporales y cierres por la alerta sanitaria. De hecho, cuando finalice el periodo de aplicación del actual, el 30 de junio, la Dirección tiene previsto solicitar otro.
La jornada de este lunes también será crucial para la planta vallisoletana porque el Gobierno tiene previsto presentar un plan de apoyo a la automoción que, según ha adelantado el Ejecutivo, estará dotado con 3.750 millones y prevé incentivos a la compra, entre otras cosas. Quizá un clavo ardiendo para una fábrica que no pasa, ni de lejos, por su mejor momento.