Nueva York con alma

María Albilla (SPC)
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El libro 'Espíritus de Nueva York' recoge a través de ilustraciones y relatos el vínculo que 25 personajes como Maria Callas, Houdini, Lucky Luciano o James Dean tuvieron con una ciudad a la que estarán ligados ya para la eternidad

Frank Sinatra fue un auténtico icono en la Gran Manzana.

Desde hace décadas, todo es mítico en Nueva York. Sus calles, sus barrios, sus tiendas, sus hoteles, sus restaurantes y cafés, sus rascacielos... Pero la ciudad que nunca duerme cambia constantemente gracias a todas  las almas que la habitan o visitan porque cada una de esas personas la cuenta luego según la vivió.
Algunas de ellas se han convertido en personajes de la Historia que ligaron irremediablemente su vida a la Gran Manzana y ahora, gracias a ellas, la revisión de la urbe adquiere nuevas connotaciones, tal y como demuestran el pintor e ilustrador Fernando Vicente y el periodista y escritor Alberto Gil transitando las páginas de Espíritus de Nueva York (Lunwerg Ediores).
En total, los autores recorren las vidas de 25 personajes que conquistaron las calles de Manhattan. «Es un homenaje a personalidades muy relevantes que han nacido en la Gran Manzana o han estado unidas a ella en momentos decisivos de sus vidas», comenta Alberto Gil.
De este modo, los autores se acercan a los escenarios que inspiraron algunas de las obras de Edgar Allan Poel, al lugar en el que se escuchó por primera vez la desgarrada voz de Billie Holiday, a la residencia de estudiantes de nuestro poeta en Nueva York, Federico García Lorca, o el auditorio en el que Malcolm X pronunció su último sermón, entre otros. 
Mientras suena de fondo en la cabeza New York, New York, se puede ver a su intérprete, Frank Sinatra, tomando un trago en P.J Clarke’s (915 Third Avenue, esquina con la calle 55). Allí buscaba muchas noches refugio cuando ya era «una institución» en la ciudad. Otros músicos como Buddy Holly o Nat King Cole se dejaron ver igualmente por allí.
Humphrey Bogart también destila elegancia por estas páginas a la espera de Lauren Bacall sentado en su rincón de costumbre en el Club 21 con una flor blanca en el ojal. 
«Este libro es una forma de conocer momentos cruciales de la carrera de todos y cada uno de los personajes. Los acompañeremos por las calles de su infancia, las casas en las que vivieron, los hoteles en los que se alijaron... Compartiremos anécdotas, encuentros insólitos, como el de Houdini con Arthur Conan Doyle, Marilyn Monroe con Carson Mac Cullers o Jimi Hendrix con Miles Davis; episodios y acontecimientos que han dejado secuelas inmateriales en la memoria de la ciudad», ahonda Gil.
El Chelsea Hotel, en la calle 23, estará irremediablemente unido a la vida de míticos cantantes que pasaron por ahí sin un dolar en el bolsillo. Otros tuvieron más suerte con el paso de los años, como Leonard Cohen. Vivía en la 424, «una especide de celda iluminada por una bombilla». Una noche, taciturno, se cruzó en el ascensor con una joven Janis Joplin que acabó con él en el catre desgastado de su habitación. Dos años después, Joplin murió de una sobredosis y él inmortalizó aquella noche en la ya inolvidable canción Chelsea Hotel.
Otro músico inolvidable estrechamente relacionado con la ciudad de los rascacielos es John Lennon. En ella murió de un disparo el 18 de diciembre de 1980 a la puerta del edificio Dakota, en el que vivía con Yoko Ono. Apartamento 72 con vistas a Central Park. Allí, el músico, tras el nacimiento de su hijo, dejó de lado una vida de excesos y se dedicó a hacer pan, se aficionó al té y se convirtió en un lector voraz.
Para terminar, un hombre hecho a sí mismo: Andrej Warhola. Así se llamaba Andy Warhol antes de triunfar en NY y convertirse en uno de los iconos del arte moderno en la ciudad, como lo fue una de sus retratadas, Marilyn Monroe, inmortalizada por los colores de Fernando Vicente en la rejilla de Lexington Avenue que le levantaba el vestido blanco durante la grabación de La tentación vive arriba.

Lennon, ante el ‘Dakota’.
Imagen de Carlos Gardel.
Leonard Cohen y Janis Joplin.
Federico García Lorca presenció el ‘crack’ del 29 en Wall Street.
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