Alfonso González Mozo

PLAZA MAYOR

Alfonso González Mozo

Periodista


Rectificar no siempre es de sabios

14/07/2019

Dicen que rectificar es de sabios, pero hay veces que lo único que se demuestra con la enmienda es que se ha cometido un fallo de bulto; grosero. También se dice eso de que errar es de humanos, pero cuando los que meten la pata son profesionales elegidos de manera expresa para un cometido único y tan exclusivo como el diseño de una campaña de abonados de un club de fútbol (que solo se desarrolla una vez cada 365 días), el equívoco no puede gozar nunca de la benevolencia del perdón que se concede por esa implacable vía de la rectificación. Porque hay veces que rectificar no de sabios, sino la demostración de un error mayúsculo de esos ‘expertos’ que operan tan alejados de la realidad de una ciudad como Valladolid que no merecerían volver a pisarla ni para salir de pinchos.
La decisión de duplicar y hasta triplicar los precios de los abonos infantiles y suprimir el carné familiar para la temporada 2019/2020 soliviantó a la masa social del Real Valladolid como pocas veces se recuerda. No hizo falta ni salir a la calle con pancartas, bastó con una avalancha de tuits y correos electrónicos para hacer ver al nuevo equipo de gestores que esto es un equipo de fútbol, no una empresa al uso, y que la blanquivioleta no es una afición como otra cualquiera, por mucho que lo diga algún estudio de mercado. En cada ciudad, en cada estadio existe una idiosincrasia única y tan particular que lo que vale en Málaga no vale en Vigo, ni lo de Vitoria en Sevilla.
No hay duda de que los precios para subir al José Zorrilla son baratos, pero no se puede adaptar el coste del abono de golpe en una temporada y castigando a las familias que se toman el día de partido como una fiesta. Ni por supuestos a todos esos chavales del siglo XXI que han descubierto ahora que el Pucela era, es y será un equipo de Primera.
Con una masa social de 20.000 y con otros cinco mil en la lista de espera, la decisión de disparar los precios hubiera provocado un desastre histórico dentro de ese imparable crecimiento de la hinchada, en un momento clave para multiplicar por tres a todos esos ‘pata negra’ que llevan décadas siendo socios, renovando su carné cada mes de julio sin importarles si el equipo estaba en Segunda o en Primera, si tocaba jugar UEFA, Recopa o las míticas promociones. Y eso vale mucho más que sacar 300.000 euros arriba o abajo con los abonos. Toca aprender para no rectificar.