Son dos formas de entender las relaciones personales e institucionales en política. El anterior alcalde de León, el popular Antonio Silván, se jactaba de sus viajes a Madrid de incógnito, fuera de la agenda oficial, como fórmula de engrasar las relaciones con ministros y altos cargos del Gobierno de Mariano Rajoy para reivindicar obras para la capital. El resultado de conseguidor sottovoce lo consideraba altamente positivo. El actual regidor, el socialista José Antonio Díez, se muestra más partidario de elevar la voz públicamente, aunque es una incógnita si esta estrategia resultará práctica para los intereses de la provincia. El ministro Ábalos viajó a León días atrás, visitó la Diputación, también gobernada por el PSOE, pero eludió ser recibido por el alcalde en el Ayuntamiento. Así que en el acto público organizado al aire libre, Diez aprovechó la oportunidad para leerle la cartilla al ministro. Le cantó en púbico lo que tenía previsto decirle privadamente en el despacho consistorial, según confesión propia. Le afeó su conducta y le recriminó que viniera a darse un paseo sin contenido, sin proyectos de futuro y olvidados los incumplimientos del pasado. Según recogió Leonoticias, un asesor del ministro, en ese papel que algunos asumen de ser más papistas que el Papa con el fin de levitar ante el jefe, se fue hacia el alcalde con cara iracunda y de pocos amigos, o digamos compañeros, y le espetó: «Al ministro no se le señala con el dedo». «Tú a mi no me amenaces», le replicó el alcalde. «Me quedan tres años para joderte», subió el tono el defensor del ministro. Y zanjó Diez: «Y a mi dos como alcalde para denunciar los incumplimientos con León».
De la discreción de Silván ya tomaron nota los ciudadanos. Perdió la alcaldía en silencio. Del segundo no se pueden hacer predicciones. Pero por delante va ya el alto grado de popularidad conseguido. Incluso tiene ya su propio juglar, El Chivi, con una cancioncilla que multiplica impactos en las redes sociales a velocidad nada desdeñable: «Aquí no valen chantajes ni amenazas de asesores. José Antonio, nuestro alcalde, se merece un monumento, no se acojona si rugen los leones de Fomento».