En la hoguera de las vanidades de la política patria, esta semana varias radios y televisiones se han dedicado a sacar del geriátrico, o resucitar directamente, a viejas glorias del Partido Socialista. Todos ellos eran convocados para meter caña a Pedro Sánchez por sus amistades peligrosas. Desconocen los ‘históricos’ del PSOE que el secretario general ha conseguido en la ejecutiva de su partido lo que decía esta semana un tuitero, ‘la inmunidad del rebaño’. Los jolines de Fernández Vara o García-Page no son más que pellizcos de monja; por cierto, ¿alguien sabe si Susana Díaz se sigue dedicando a la política?

Fue Adriana Lastra la encargada de frenar en seco la rebelión de los abuelos, y les dijo a sus ‘mayores’ que ahora mandan ellos, que se vuelvan por donde han venido. A la política asturiana, uno de los referentes intelectuales del actual PSOE, le respaldó el (¿sigue siendo?) portavoz de la ejecutiva socialista y alcalde de Valladolid. En su cuenta de Twiter, Óscar Puente le dejó claro al expresidente de Extremadura José Luis Rodríguez Ibarra que “el PSOE es de los militantes. Los que creéis que es de vuestra propiedad sois los mismos que no asumís que vuestro tiempo ya pasó. Y sois 4”. No está entre esos cuatro la procuradora socialista Patricia Gómez Urban, quien esta semana, en el pleno de las Cortes regionales, declaró solemne en una intervención impagable: “les preferimos (a los de Bildu) en un Parlamento que matando a gente inocente”; dicho lo cual se llevó una sonora ovación de su bancada. Gracias Arnaldo, por dejarnos seguir viviendo.

Después de ser vapuleados por sus descendientes, los antiguos dirigentes socialistas han regresado al balneario a la espera de su próximo minuto de gloria. Seguro que no tardará en llegar, ahora que las siglas de su PSOE las están convirtiendo en el acrónimo de Podemos, Sánchez, Otegi y Esquerra.