Llegaron los Juegos Olímpicos, y llegaron días de esperanza, alegría, de estar pendientes día a día del casillero de medallas español, y de deseos de que nuestros deportistas triunfaran incluso en especialidades deportivas que no vemos el resto del año, y es como si los conociéramos de toda la vida, incluso a sus familias.
Así ha sido del 23 de Julio al 8 de agosto, 16 días en los que nos hemos levantado con los directos desde Tokio, con titulares y portadas en todos los medios. Sin embargo, a las 3 semanas se inauguraban los Juegos Paralímpicos, y del 24 de agosto al 5 de septiembre, el panorama fue radicalmente diferente, a pesar de ser los 12 días que mayor gloria deportiva nos han proporcionado en este año. 
El 28 de agosto, leía como Inés Enciso, asesora de inclusión y accesibilidad en Centro Dramático Nacional y gestora cultural, se hacía eco de este tweet de otra persona: «Me toca los cojones que no se hable del éxito que estamos teniendo en los juegos paralímpicos (14 medallas ya), y la cobertura deportiva consista en hablar las 24 horas del día sobre Mbappé. Que lo que están haciendo es de un meritazo increíble, y están teniendo CERO visibilidad».
¡Cuánta razón! Más del doble de medallas (36 frente a 17), y el triple de oro (9 frente a 3), es el extraordinario resultado de nuestros deportistas paralímpicos que bien merecían el mismo seguimiento, entusiasmo y titulares de hacía unas semanas.
La relación de los humanos con la discapacidad, tenga la causa que tenga, sigue siendo un camino de enormes dificultades. En pocos años se está avanzando mucho, pero bajo un efecto péndulo, pasando en poco tiempo de ser considerados personas inferiores o “cáscaras vacías”, a ser considerados súper humanos. Un gran avance, pero no justo, como dice Ángela Ibáñez, actriz sorda que triunfa en el mundo del teatro ofreciendo interpretaciones diferentes y que aboga por la naturalidad y aceptación mutua de la diferencia de las personas y la sociedad en las dos direcciones y en su justa medida.
Durante los Juegos, acontecimiento que representa la universalidad y la humanidad, hemos tenido la oportunidad de, como sociedad, valorar los paralímpicos con el mismo entusiasmo que los olímpicos. Sin embargo, a los deportistas paralímpicos, en muchas ocasiones, seguimos mirándolos como súper humanos, como personas extraordinarias de superación individual llegando a ser, por este motivo, portada de un gran medio de comunicación. 
Es el caso de Susana Rodríguez Gacio, gallega, que nació con un 5% de visión en un ojo, y un 7% en el otro a causa del albinismo, que como médico no dudó en ponerse a disposición del Hospital Clínico de Santiago de Compostela desde el inicio de la pandemia, y que ha ganado su medalla de oro en paratriatlón. Ha sido portada de TIME, pero antes de empezar las competiciones y de ganar su medalla, no después. 
Han sido los Juegos Paraolímpicos con mayor participación 4.510 atletas. Una oportunidad de reconocer en igualdad de condiciones a un gran grupo de personas referentes que han pasado casi desapercibidos. Nos sigue costando relacionarnos con la discapacidad y como sociedad seguimos comportándonos como el factor limitante. 
Lo que no se ve no existe, pero lo que se ve depende de cómo lo mostremos. Los próximos Juegos, tendremos una nueva oportunidad de visibilizar y vivir los paralímpicos con el mismo entusiasmo que los olímpicos, y eso ayudará a que, como sociedad, cambiemos la mirada hacia la discapacidad y que la diferencia nos enriquezca.