Julio Valdeón

A QUEMARROPA

Julio Valdeón

Periodista


1.000 millones

15/10/2021

Llegan casi 1.000 millones de euros a Castilla y León mientras rugen truenos eléctricos. El precio del gas, la dependencia energética del país y las chapuzas de los últimos años nos mantienen conectados al goteo de Europa. Sin Bruselas, sin esos que desde Vox tachan de mandarines y desde Podemos de mercaderes, estaríamos en el vertedero. Más allá de la eurofobia del populismo acechan los hocicos de la inseguridad jurídica -que Vox, partido cuando menos bifronte, también denuncia-, alimentada por un gobierno especialista en frotar lámparas mágicas y fabricar ocurrencias. A todo esto descubro que sufrimos la carestía de semiconductores, que obliga a detener la actividad en las plantas de automoción. Los fabricantes de componentes también plantean cortes parciales, Ertes como medidas de emergencia y patada hacia delante. Al final de la escapada, cierres definitivos. Porque una cosa es jugársela, como corresponde en un sistema de libre mercado, y otra bailar a la ruleta rusa o saltar por la azotea. Nadie dude que de la peste salimos peores. Más pobres. Más frágiles y amoratados. Más tristes. Peores, yeah, y en manos de demagogos. Esos que trepan por la cucaña y que cuestionan las tuberías del parlamentarismo, garantías liberales que marcan la delgada línea roja entre civilización y barbarie, entre la polis y la selva. Buen momento de paso para anotar que Cataluña recibirá un 40% más de dinerito que la Comunidad de Madrid. Como no podía ser de otra forma dada la facilidad con la que el gobierno central antepone sus intereses de conservación a francachelas como la equidad, la justicia redistributiva o la igualdad de derechos y obligaciones de los ciudadanos. Ya están tardando nuestros prodigios a la izquierda en razonar que la diferencia Cataluña/resto de España obedece a razones de índole progresista. Todo es posible en el reino de los prodigios. Allí donde los reaccionarios pasan por ilustrados. Y agradezcan los 1.000 millones. Recuerden que sin lengua propia, boina, bandera o nacionalidad histórica apenas merecen cacahuetes.