Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Ajustes de cuentas

18/02/2021

Las sesiones de control al Gobierno de los miércoles en el Congreso se convierten en actos recopilatorios de todos los hechos políticos sucedidos en los últimos tiempos, de tal forma que los oradores mezclan las churras con merinas, se pierden por los cerros de Úbeda, colocan su mensaje con el que pretenden condicionar el debate público en los días siguientes y se van del Hemiciclo, y su principal objetivo es salir airosos, pasar el trago sin salir magullados. Como todos los protagonistas, líderes de la oposición y primeras figuras del Gobierno, tienen ya conchas que le sirven de coraza, los duelos suelen quedar en tablas, con una oposición que ataca sabiendo que tiene tantos puntos flacos como el atacado, y con un Gobierno que aprovecha esa circunstancia para hacer oposición a la oposición.  

Resultados de las elecciones catalanas, las declaraciones del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, a cuenta de la “plena normalidad democrática”, el encarcelamiento del rapero Pablo Hassel, la actitud de la ultraderecha y sus pactos con los otros partidos de la derecha… Todo mezclado y agitado en la sesión de control.  

Que los cuestionamientos sobre la calidad de la democracia española de Pablo Iglesias se desmienten por sí mismos están en el hecho de que la portavoz de JxCAT, Míriam Nogueras, defendió la secesión de Cataluña y amenazó al Estado sin ninguna restricción. Cuando se ataca o se defiende el carácter de la democracia española es preciso distinguir las categorías de las anécdotas. Las primeras son la separación de poderes y el respeto a derechos y libertades, entre las más relevantes. Y ambas se cumplen a pesar de las disfunciones que todos los partidos –también el PP- han introducido en el funcionamiento democrático cuando han ejercido el poder. El resto de polémicas alrededor de esa solidez democrática son cuitas que se resuelven por vía judicial o en las contiendas de la política con minúscula, que entretienen y hacen perder el tiempo.  

Y fuera del Congreso el encarcelamiento del rapero Pablo Hassel es una doble confirmación de normalidad democrática. A pesar de las críticas por lo que se considera un ataque a la libertad de expresión, su encarcelamiento es la demostración de que nadie se puede sustraer a la acción de la justicia cuando ha fallado un juez, y quienes se opusieron a su detención pudieron protestar, incluso de la forma en la que no debe hacerse, con utilización de la violencia, pero al mismo tiempo el Gobierno inicia un proceso de reforma de las leyes para apuntalar ese derecho.    

Pedro Sánchez ha obviado las peticiones para que cese a Pablo Iglesias por su insistencia en criticar la democracia española. Pedro Sánchez no puede prescindir del líder de Unidas Podemos, de la misma forma que el PP y Ciudadanos no pueden prescindir de Vox si quieren seguir manteniendo el poder autonómico y municipal como les ha instado el presidente del Gobierno, para que no sigan “el camino de la perdición”, y más tras los resultados de las elecciones catalanas.  

Pero a Sánchez lo que más le interesaba en la sesión de control era deshacer un entuerto. Tras haber avalado el ‘sentido de Estado’ de Vox frente al PP por avalar el decreto de las ayudas europeas se ha empleado a fondo en criticar al partido de la ultraderecha por sus bulos y su xenofobia.