Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Segundo Acto

09/05/2019

Que quede claro: dos elecciones consecutivas son un artículo de lujo, un dispendio de ricos que hacen los pobres. (Esperemos que valga lo que cuesta, porque esta noche por segunda vez en un mes, recomienza la bulla sandunguera de las consignas y los slogans). Ahora, al escenario, las elecciones municipales, autonómicas y europeas. Y de camino, las Diputaciones.

Sobre el tapete la posibilidad de que la tortilla  dé la vuelta del todo, de modo que el mapa de la España dominada por el PP se podría pasar a otro en que el PSOE, sólo o en compañía de otros, repinte de rojo la piel de toro. O, por el contrario que el PP le dé la vuelta al 28 de abril, convertido en padre de los hijos pródigos, sus votantes desertores, que volverían a casa después de “dilapidar” sus votos en las elecciones generales.

El PP está tocado. Ciudadanos aspira a darle la puntilla. El PSOE contempla la lidia desde la barrera. Esto es lo que hay. Pero las elecciones locales son más de caras que de siglas y esta peculiaridad depara sorpresas. Juegos de Tronos en ayuntamientos y diputaciones en los que los electores miran fijamente a la cara del candidato sin echar cuentas de la cruz de su partido.

Lo relevante llega en la contienda regional. El relato incumbe a la sostenibilidad de la perpetuidad del PP desde hace tres décadas, trofeo de primera división para tirios y troyanos. Mañueco va ejercer toda su potencia de fuego, que es mucha, dada la potente implantación de su partido en la Comunidad y la experiencia de años. Tudanca, por su parte, tiene el empuje del que sabe que navega con el viento a favor y disfruta de un momento dulce.

Incluso para quienes subordinamos la política a otras facetas de la actualidad, esta “balasera” se presenta emocionante. Y decisiva. Nos queda el tercer acto, que vendrá después: el rompecabezas de los pactos. Un preparado que se gestará en el matraz de la Moncloa.