Pablo Álvarez

ZARANDAJAS

Pablo Álvarez

Periodista


Espabilao (sic)

31/01/2021

Sí, espabilao, como Bilbao, sin la ‘d’ correcta del participio. Suprimir esta simple letra en la palabra aporta la fuerza y el carácter semántico del que queda despojada al escribirlo correctamente. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua define espabilado como un adjetivo «dicho de una persona: viva, lista, despierta». Pero el ‘espabilao’ es el que se pasa de listo, de vivo y despierto, hasta el punto de tomarnos por tontos a todos los demás. El sinónimo que más se ajustaría sería el de listillo.
Viene a cuenta esta aclaración semántica para hablar de todos estos ‘espabilaos’ que están surgiendo en nuestro país en todo el proceso de vacunación contra el coronavirus, como níscalos en pinares durante un otoño lluvioso y caluroso. No hay día que no nos encontremos con algún caso de personas, habitualmente con puestos relevantes, que se han colado impunemente para vacunarse del maldito bicho antes que todos los demás. Y lo más sorprendente es que ninguno tiene la sensación de haber hecho nada malo, pues se veían en su legítimo derecho de recibir tan preciado pinchazo por su «relevancia social».
Mucho me temo que los casos que conozcamos sean los de aquellos ‘espabilaos’ que suman a su condición de listillos también la de bocazas y han presumido de saltarse a la torera la cola y las recomendaciones sanitarias. ¡Cuántos nos quedaremos sin saber porque han sido más discretos!
Frente a la picaresca de la que nos gusta hacer gala, como malentendido rasgo característico de nuestra naturaleza española, no hoy policías suficientes en el mundo para hacer cumplir tanto protocolo y normativa que cada día emiten los boes y bocyles.
Igual que en todos los pueblos hay un tonto y es el tonto del pueblo oficial; una distinción que conocen todos los demás vecinos menos el interesado; también están los ‘espabilaos’. En este caso, la proporción es superior a la de tontos aunque el reconocimiento no es tan unánime entre toda la población. A las pruebas me remito con las vacunaciones. Por suerte, ni la tontería ni la picaresca tienen una capacidad de contagio similar a la del coronavirus.al menos  por ahora;, pues sería el caos. 
¡Cuántas sorpresas nos llevaremos hasta que pase todo esta pesadilla! ¡Qué lejos ha quedado eso de que la pandemia iba a sacar lo mejor de todos nosotros y de la sociedad en general! ¡Nos iba a hacer más fuertes! ¿Se acuerda? Ha llegado antes la inmunidad de rebaño por escepticismo que contra el bicho. La fatiga y el colapso no solo está llegando a los hospitales, también a la sociedad. ¿Habrá vacuna o cura contra este mal?