Belén Viloria

TITULARES DEL FUTURO

Belén Viloria


¿Vamos hacia la desglobalización?

01/02/2020

Este fin de semana es el primero de UK fuera de la Unión Europea, tras 47 años y fruto de un referéndum en 2016 para, como se dijo, “recuperar el control de los asuntos propios especialmente la migración” y que pocos imaginábamos que terminara así.
Es la primera salida de un socio comunitario tras más de 60 años de imparable crecimiento, eso sí, con sus luces y sombras porque no ha sido fácil, pero con innegable crecimiento, y hoy puede ser un buen momento para preguntarse si sigue vigente el sueño de crear un territorio común a gran escala.
La respuesta quiero pensar que es sí, pero hoy tras esos 60 años somos capaces de ver miles de matices que han aflorado al ritmo de las diferencias y divisiones de nuestras sociedades, y que requieren acción.
Los expertos que han analizado en profundidad el fenómeno del Brexit desde el punto de vista sociológico, han visto que la votación al referéndum se repartió por edad, formación, clase y geografía. Los jóvenes no participaron en su mayoría en la votación, sólo aquellos que querían permanecer en la UE. Las personas de más edad sin embargo sí, y eran los que mayoritariamente querían realmente salir de la UE. Geográficamente, fueron Londres y Escocia los más comprometidos con ser parte de la Unión Europea, mientras que en otras partes del país hubo una fuerte ambivalencia. Esas divisiones que parecen normales, tienen sin embargo, una profundidad extraordinaria y construyen unos patrones comunes en más países además de UK y EEUU.
El Brexit enseña algo sobre la naturaleza de las políticas contemporáneas y es que no son sólo cuestión de derecha e izquierda o de impuestos y gastos. Se trata de algo más simple de expresar pero mucho más complejo de analizar, se trata de la globalización. Sociológicamente todo indica que el error de la política contemporánea es un debate entre quienes abrazan la globalización y aquellos que temen la globalización.
En 2002 el ex Secretario General de Naciones Unidas, Kofi Annan, en un  discurso en la Universidad de Yale, habló por primera vez de globalización inclusiva: «La casa de cristal de la globalización tiene que estar abierta a todos si esto resulta más seguro. La intolerancia y la ignorancia son la cara fea de una globalización excluyente y antagonista». Y en el 2008, Ruchir Sharma, de Morgan Stanley Investment Management, en una conferencia con los principales líderes europeos sobre gobernanza progresiva, puso de relieve el inicio de una fase de «desglobalización». En medio de la crisis financiera del 2008, el concepto globalización inclusiva desapareció casi sin dejar rastro, sin darle la importancia sociológica que tenía.
Tras el Brexit se ha demostrado que las personas que votaron salir de la Unión Europea eran en realidad los más beneficiados materialmente de su comercio. El gran problema es que no se auto percibían como beneficiarias. No creían que en realidad recibían los beneficios materiales por el mayor comercio y por una mayor movilidad en todo el mundo. Y esto es aplicable a todos los países y sociedades.
Quiero pensar que la globalización aún está vigente, que no es un fracaso. La gente aún quiere comerciar, viajar y hacer negocios por el mundo. La clave es cómo recuperar y aplicar con éxito el concepto de globalización inclusiva. 
Si se garantiza que sus beneficios sean compartidos por todos, se fomenta la interacción, conocimiento y riqueza de las personas a todos los niveles, y se aplica la evidencia científica para que sus resultados sean la base de una buena comunicación a través de los medios a la sociedad, hay esperanza para conciliar democracia y globalización.