Julio Valdeón

A QUEMARROPA

Julio Valdeón

Periodista


El desnorte

08/04/2019

Los vallisoletanos recordamos bien la campaña de la entonces diputada Soraya Rodríguez al Ayuntamiento. Cuando hablaba del tranvía y de que nunca dejaría la ciudad. Entrevistada antes de las elecciones a la alcaldía, celebradas el 27 de mayo de 2007, comentó que «Quien me conoce sabe que soy una persona que hago mucha política con corazón. El compromiso que he adquirido con Valladolid no se va a romper el 28 de mayo, pase lo que pase». Diez meses después abandonaba la presidencia del grupo municipal para asumir una secretaría de Estado. 12 años más tarde, tarifada con la oportunista dirección de Pedro Sánchez, recala en Ciudadanos. Será candidata al parlamento europeo. Sin ánimo de polemizar sobre las virtudes de quien denunció la deriva miserable del sanchismo respecto a sus isocios de la moción de censura, empezando por Bildu y siguiendo por ERC y cía., sorprende que el partido de Rivera no haya encontrado en cambio un hueco a la altura de mitos de la formación como Teresa Giménez Barbat. La escritora, firmante del legendario manifiesto que originó el partido, era ya de lo poco o muy poco de aquellos tiempos salvajes. Días locos, de intelectuales metidos a bestias negras del nacionalismo hegemónico, de dramaturgos geniales al servicio de la democracia y profesores universitarios rebotados con la tiranía irrespirable de la boina. Como Xavier Pericay en Baleares, Barbat parece sobrar en el partido de la foto en Colón junto a Santiago Abascal. El mismo que en un alarde estrategia propia de Julio César en las Galias advertía que en ningún caso pactará con el PSOE de Sánchez. Con lo que deja bruñido y solitario el espacio del centro izquierda y regala mil y un memés y titulares a todos los demagogos empeñados en hablar de trifachito y derechas trifálicas y blablablá. De modo que Soraya, que sustituyó a Leire Pajín como Secretaría de Estado de Cooperación, marcha a Europa, mientras la vieja/nueva guardia, todos los ases del pensamiento, la voz y la palabra que en su momento forjaron el mito Ciudadanos ingresan en el desierto. En fin.