Ha tenido tiempo Óscar López, desde su plácido y bien remunerado destino en Paradores Nacionales, de urdir el último plan maquiavélico de Pedro Sánchez con el que ha desmontado su Gobierno y se ha cargado a algunos de los pesos pesados de su propio partido. Antes de que el político madrileño, que pasó por segoviano durante su tiempo de líder del PSOE regional, volviera a ser noticia de portada por su cargo de jefe de gabinete del presidente del Gobierno le vi en el Canal Viajar. Fue en el maravilloso programa de trenes de Michael Portillo. El exdirigente tory recorría España con sus chaquetas de colores y su guía Bradshaw y quedó con el nuevo susurrador de la Moncloa en el parador de Ávila.

Portillo tuvo que dejar la política británica después de varios sinsabores para dedicarse a recorrer en mundo en vagones. López se ha llevado unos cuantos reveses en su trayectoria, pero, como su entrañable amigo Pedro, tiene más vidas que un gato. Ahora intenta resurgir después de disfrutar de los spas y la gastronomía en edificios con singular encanto. No sabemos si se volverá a montar en una bicicleta de montaña, como ya hizo cuando se tuvo que promocionar como alternativa a Herrera, y recorrer las casas del pueblo de todo el país. O subirse a un coche como Sánchez en busca de los afiliados. Pero seguro que algo se le ocurre para mantener al partido arrodillado ante su jefe.

Cuando liquidó una tarde de mayo al palentino Julio Villarrubia -su sucesor en la Secretaría General del PSOE de Castilla y León- escribió un tuit que deja a Iván Redondo como un aprendiz de bambi: ¿Sabéis esa sensación de despertarse y descubrir que solo era una pesadilla? Pues eso...Hoy a cenar un exquisito plato frío! Ni los guionistas de Coppola tuvieron la osadía de poner en boca de alguno de los protagonistas de la saga de El Padrino una frase como esa después de cometer alguna fechoría.

Puro cambio.