Rafael Monje

DE SIETE EN SIETE

Rafael Monje

Periodista


Un escenario económico para la desconfianza

02/10/2022

La inflación ha dado una tregua en septiembre, aunque todavía se mantiene en niveles muy altos. Después de tres meses consecutivos por encima del 10% se ha frenado ahora hasta el 9%, con una bajada de 1,5 puntos porcentuales sobre el dato de agosto, que se alzó hasta el 10,5%. También el IPC subyacente (la evolución de los precios, pero sin contar los de la energía y los alimentos no elaborados) se ha contenido y ha bajado dos décimas con respecto a ese mismo mes, situándose en el 6,2%.

A pesar de que no será hasta octubre cuando se conozcan los registros concretos de cada una de las partidas que se analizan a efectos de desglose, el INE apunta ya que esta bajada se ha debido al menor coste de la electricidad, los carburantes y el transporte.

Lo cierto es que este descenso ha sorprendido a no pocos expertos, ya que supone la mayor bajada desde julio del año pasado y sin tener precedentes para un mes de septiembre. Hay que subrayar que los analistas contaban con que el dato interanual aún estuviera por encima del 10% y la subyacente no empezara a reducirse hasta el año próximo.

Pero que este inopinado descenso no nos lleve a engaño y se convierta al final en la rama que nos impida ver el bosque. Por ello, se impone la cautela y conviene esperar a conocer datos más consolidados, ya que esa bajada tiene mucho que ver con el control de precios vía subvenciones (reducciones de IVA, bonos sociales… etc.). Eso sin olvidar el miedo de ciertos organismos internacionales a que no se trasladen al consumidor los precios reales.

Y en medio de este ciclón económico, no hay que olvidar en el caso de España, la actual pugna desatada entre el Gobierno y la oposición y la controversia suscitada por las medidas adoptadas por las comunidades autónomas –la mayoría con gobiernos del PP– para contener la carestía de la vida y el alto precio de la cesta de la compra mediante la disminución de la carga impositiva que depende de estas administraciones. Incluso, comunidades como la Valenciana, del mismo signo político que el Ejecutivo central, ha optado por la aminoración de impuestos a los contribuyentes.

Al igual que tampoco debemos soslayar la advertencia lanzada por el BCE contra el empleo de políticas incoherentes que sigan alimentando un crecimiento de la inflación. De ahí que el Banco Central Europeo y las autoridades comunitarias hayan optado a la desesperada por contener la inflación con una frenética subida de los tipos de interés. Una medida que, ciertamente, bien podría haberse aprobado hace meses con una aplicación escalonada y, en consecuencia, con mayor margen de control. Esa necesaria capacidad de anticipación es la que se echaba de menos en un contexto inflacionista.

Así las cosas, toca confiar ahora en que esa brusca subida acabe produciendo los efectos pretendidos y no desencadene un frenazo en seco de la economía y nos adentre en un nuevo escenario de recesión. Pero si a ese abigarrado cóctel le añadimos la tensión e incertidumbre de la guerra, lo inteligente es no fiarse y mantenerse a la expectativa, ya que, como recuerda el saber popular, «hasta el rabo todo es toro».