Óscar Gálvez

CARTA DEL DIRECTOR

Óscar Gálvez


Política de contrastes

22/06/2019

El proceso electoral del 26-M está tocando a su fin en lo concerniente a las municipales. Todos los alcaldes están ya elegidos desde hace una semana de forma que en este proceso local solo queda por cerrar la composición definitiva de las diputaciones provinciales, que no es poco. Que se lo pregunten tanto a PP como a PSOE, que en el caso de Valladolid están sufriendo serias complicaciones en este proceso. En el primero, que fue partido ganador de las elecciones en el ámbito provincial, por la intención de acabar con la etapa de Jesús Julio Carnero al frente de la institución, pese al empeño del todavía presidente por volver a ser el candidato; en el segundo, porque a su líder provincial, Teresa López, le han llovido las críticas desde pocos días después del fiasco de su partido en la provincia. En este caso se entiende como fiasco el hecho de quedar por debajo del PP en un contexto político en el que los socialistas han logrado ser la fuerza más votada en casi todos los territorios, excepto en Valladolid y poco más. Y, por si fuera poco, en contraste con una victoria en el ámbito autonómico que, si no fuera por la derechización de Ciudadanos, hubiera llevado a Luis Tudanca a presidir Castilla y León, un hito del PSOE en esta Comunidad tras 32 años de Gobierno del PP.
La revuelta interna contra López, que también perdió la Alcaldía de Medina del Campo, se lideraba hasta hace unos días desde la provincia tratando de debilitar su figura en la Diputación. Intentando ganar los críticos algunos escaños frente a los candidatos oficialistas. Sin embargo, el miércoles se sumó a la ofensiva nada menos que el alcalde de Valladolid, Óscar Puente. Es comprensible que la entrada en escena del primer socialista con marchamo de ganador en la capital en treinta años haya servido para hacer temblar los cimientos del partido a nivel local, de forma que hasta los críticos han abierto pasillo echándose hacia la pared. Es posible que con Puente de ariete, algo que nadie esperaba, la tarea de estos alcaldes y concejales del medio rural de querer poner a López frente a la evidencia de los resultados haya acabado, al menos por ahora. Todos esperan ya que este frente crítico lo encabece el alcalde de Valladolid, que paradójicamente fue uno de los principales defensores con los que contó la exalcaldesa de Medina hace menos de dos años para acceder a la Secretaría Provincial del PSOE. Objetivamente, la huida hacia delante de la dirección provincial de los socialistas emprendida tras los malos resultados de las elecciones está abocada desde el primer día a un final como el que piden los críticos. 
El partido de enfrente, es decir, el PP, tampoco está para hurgar en las heridas socialistas, que pueden hacerse aún mayores el próximo lunes si, como se preveía el jueves, se celebra una reunión extraordinaria de la ejecutiva provincial. Los populares llevan enfrascados desde hace varios meses en la batalla de Génova contra Carnero que con cualquier resultado, lleva a reabrir muchas heridas difíciles de cerrar. El último congreso provincial visualizó dos grupos enfrentados que han mantenido sus diferencias y que han llegado a lanueva  era Casado del PP tan vivas como el primer día. Reforzadas incluso. Uno se ha lanzado a hacer la guerra armado del valor que da saber que tiene un batallón de alcaldes y concejales detrás y otros con el poder del aparato de Génova. La solución a esta batalla no traerá la paz.
La normalidad política postelectoral en las administraciones locales se ha aportado, por tanto, desde los ayuntamientos. Pocas sorpresas se produjeron en la constitución de las nuevas corporaciones el sábado 15 de junio una vez visto cómo quedó la distribución de escaños en la misma noche del 26 de mayo. De hecho, la mayor sorpresa no la deparó ninguna elección imprevista sino el tono conciliador en el que se desarrolló el pleno que inauguró el nuevo mandato de Óscar Puente como alcalde de la capital. Lo fue por su propia declaración de intenciones, pero también por las de los demás grupos políticos representados en el Ayuntamiento. Alguien puede creer que era lo que requería el momento, pero fueron más lejos de lo habitual de los casos. De hecho, es la primera vez que recuerdo a un líder de la oposición (lideresa en este caso) asumir desde el minuto uno el fracaso de una de las propuestas estrellas de su campaña electoral. El empeño del PP y de su candidata, Pilar del Olmo, en recuperar el soterramiento del ferrocarril no sólo quedó derrotado en las urnas sino que, como ella mismo dijo en su primera intervención como portavoz, no tuvo el favor ni los vecinos de los barrios más afectados, que votaron en mayor medida a quien optó por descartar el soterramiento y apostar por un proyecto alternativo de integración que ya está en marcha. Y como tal, anunció que el PP renunciaba a hacer más política de confrontación con esta materia. Ese es el camino que de verdad anima a los ciudadanos a pensar que es posible otro estilo de hacer política. Bienvenido el clima de mano tendida exhibido por todos.