Maite Rodríguez Iglesias

PLAZA MAYOR

Maite Rodríguez Iglesias

Periodista


Tiempo de balances y ‘fake news’

28/12/2019

Finaliza el año, y entre el pavo, los polvorones y el cava muchos encuentran tiempo para hacer un balance de estos últimos doce meses. Los más predispuestos son los políticos, que aprovechan el ambiente festivo para repasar con cierta benevolencia su gestión, además de dejarse llevar y ejercer por unos momentos de pajes de los Reyes Magos prometiendo medidas y proyectos por encima de sus posibilidades.
Los balances también se convierten en protagonistas de los medios de comunicación. La última semana del año todos recurren a sus hemerotecas para recuperar noticias y protagonistas del año. Una revisión en la que este año se convierte casi en obligatorio destapar las fake news o noticias falsas que nos han colado o nos hemos dejado colar porque hay que reconocer que, a veces, no podemos evitar creer lo que necesitamos oír en cada momento. Se antoja, además, un ejercicio obligatorio poner el foco en estos engaños masivos, que antes eran extraordinarios y ahora se han convertido en una deprimente realidad. Argumenta el escritor Javier Cercas, en su libro El Impostor, que «en la vida, como en la historia o en el periodismo, mentir es un ‘vicio maldito’, como lo llamó Montainge; una bajeza y una agresión, una sucia falta de respeto y una ruptura de la primera regla de convivencia entre humanos».
No podemos acostumbrarnos a aceptar la ruptura de esta regla básica, ni tolerar que se haga sin consecuencias. Hay que rechazar el engaño aunque nos llegue envuelto en formato de espectáculo para que parezca más inofensivo. Esto último sucedió el pasado día 22, durante el sorteo de la Lotería Nacional, cuando una reportera de TVE jugó al equívoco y se convirtió en protagonista de la noticia. ¿Es moralmente lícito? Muchos pueden pensar que la mentira en este caso no es mala o que no conlleva maldad porque sus consecuencias no son negativas. Pero no deja de ser una falta de respeto, tanto profesional como personal, porque dinamita la esencia del periodismo riguroso, que hasta ahora el medio para proteger a la sociedad de la mentira. Todavía estamos a tiempo de evitar los pronósticos que avanzan que en 2022 la mitad de las noticias que se leerán serán falsas. Un futuro tenebroso para una profesión, que no debe alejarse de la premisa del maestro Talese de que «no hay nada más importante que la verdad».