Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Militares

30/04/2020

Aprendiendo de las crisis, que es lo que hacen los seres racionales, miramos a quienes están revaluando su imagen a base del valor de su quehacer, y en la galería de estrellas donde ya están los sanitarios, los policías locales, los voluntarios de las organizaciones sociales y tantos y tantos, vengo a destacar aquí el quehacer del Ejército. En sociedades de tantas aristas como las nuestras, caleidoscópicas en el descontento, da gusto ver instituciones como la militar cuyos resortes se acomodan a las crisis como el guante a la mano.

Tienen capacidades logísticas, el recurso al mando único tan necesario en la algarabía de pareceres que acompaña a los momentos en que la gente no sabe a quién obedecer. Ayuda la discreción, herramienta necesaria cuando se trata de hacer mucho y “fardar” poco. Y están preparados para la guerra. Que, por seguir la semántica de Sánchez, es lo que tenemos sobre el tablero: una contienda desigual consistente en que o te mato o me matas.

Así que por ahí hemos estado viendo a los efectivos dependientes de la Subinspección del Ejército, la UME, el regimiento NBQ y otros varios desinfectando residencias de ancianos, acarreando enseres, ayudando a impedidos, dando la cara sin mirar horarios, sin rechistar. Y haciendo valer sus valores militares, ésos que muchos olvidan, otros -los menos, afortunadamente- denostan y, en general, la sociedad suele olvidar porque a veces vamos de modernos y ésto nos parece poco compatible con los valores castrenses. Pues hete aquí que ha tenido que llegar el virus ése, arrasar por medio mundo y recordarnos en España el papel civil de los militares. Ya te digo, de las crisis también se aprende. Y mucho. Espero que no se nos olvide.