Maite Rodríguez Iglesias

PLAZA MAYOR

Maite Rodríguez Iglesias

Periodista


Política sin rumbo

21/03/2021

El espectáculo bochornoso que ofrece, un día sí y otro también, una parte de la clase política está llegando a unos límites intolerables. El clima de confrontación social que se está fomentando desde distintas formaciones dista mucho de ser una herramienta válida para resolver las necesidades reales de los ciudadanos. Muestra más bien una política sin rumbo, muy alejada de la calle, algo que es una temeridad en un momento tan delicado como el que ha provocado la pandemia. La demagogia, el populismo y los eslóganes vaciados de contenido son los peores enemigos de la democracia y se convierten en el combustible necesario para agudizar una crisis como la que sufrimos. No se trata de descalificar a todos los representantes políticos o de renegar de la Política, con mayúsculas, como regla general. Todo lo contrario. Se trata de exigir a todos y cada uno de ellos respeto por su votantes, y de recordarles que han sido elegidos para defender unos programas electorales refrendados en las urnas, pero no para pretender hacer pasar por verdaderos argumentos falsos o capciosos.
El debate político, si es que ahora existe, no debe reducir una ideología o un pensamiento a un lema. Eso hurta a los ciudadanos la posibilidad de conocer y analizar las propuestas de unos y otros, y de tener información para valorar su gestión. Los mensajes simples y maniqueos sirven para reafirmar a los hooligans de cada partido, pero alejan cada día más al grueso de la ciudadanía. No es algo nuevo, el descrédito de la clase política cada vez es mayor y nadie parece querer ponerle freno. De hecho, en los últimos días son muchos los que se han encargado de reafirmar que entre buena parte de los cargos electos prima el apego al poder y a los privilegios que conlleva un cargo público. Algo que curiosamente se está llevando por delante a los nuevos partidos, los que defendían que habían nacido para regenerar un sistema viciado por el bipartidismo. 
La pandemia no solo se está cobrando miles de vidas humanas y generando una crisis económica inédita. También ha puesto en evidencia la cortedad de miras de muchos dirigentes políticos. Un caldo de cultivo perfecto para que siga creciendo el populismo y para que más ciudadanos confíen en promesas imposibles.  Y la receta del resto de partidos no puede ser combatirlo con las mismas armas porque la copia nunca superará al original.