Alfonso González Mozo

PLAZA MAYOR

Alfonso González Mozo

Periodista


Pasar página, nunca olvidar

21/12/2019

Decía el escritor irlandés Oscar Wilde que «si nunca se habla de una cosa, es como si no hubiese sucedido». Quizá sea la mejor receta para condenar algo al olvido, no hablar jamás de ello. Pero hay pasajes de la reciente historia de España que no pueden meterse en un cajón y tirar la llave al mar.
La banda terrorista ETA y su medio siglo de barbarie es el mejor ejemplo de aquello que decía Wilde. La completa disolución de esta organización se comunicó en mayo de 2018, cincuenta años después de que el guardia civil José Pardines se convirtiese en su primera víctima. Su final era la crónica de una muerte anunciada después de que el 20 de octubre de 2011  anunciase «el cese definitivo de su actividad armada» y de que en marzo de 2017 comunicase su desarme definitivo. Al abnegado trabajo de Guardia Civil y Policía, se sumaron jueces y políticos con sentido de Estado, y se derrotó a ETA sin concesiones; sin darles nada a cambio.
Tampoco se les de debe otorgar el premio del olvido. Pasar página, nunca olvidar. No por previsible, el final de ETA debe caer en el ostracismo y engrosar la historia del país sin pena ni gloria. Estas últimas semanas se ha emitido una genial serie-documental en #0 de Movistar que se ha encargado de ello. Bajo la dirección de Alfonso Cortés-Cavanillas y Jon Sistiaga, ETA, el final del silencio hace un magnífico repaso de ese medio siglo. Sin siglas ni camisetas, desde una atalaya de imparcialidad que debiese convertir esos siete capítulos en materia obligada para los estudiantes del siglo XXI.
También para esos veinteañeros nacidos en los años 90 que, como se vislumbra en el (tercer) capítulo dedicado al asesinato de Miguel Ángel Blanco, han crecido sin que sus libros de Historia recogiese ni una línea sobre ETA. Sistiaga visita una clase universitaria de 4º de Derecho y Criminología, junto a Iñaki García Arrizabalaga, profesor y víctima de ETA, y se pregunta a los alumnos si saben quién fue Miguel Ángel Blanco y solo a un par les quería sonar algo del secuestro. Pero lo más grave es que sus conocimientos sobre ETA no eran mucho más profundos, decían que ningún profesor les había contado nada...
Hay silencios indignos para una sociedad como la española, porque sería imperdonable que la historia se repitiese y se pasase de la quema de contenedores a los atentados.