Alfonso González Mozo

PLAZA MAYOR

Alfonso González Mozo

Periodista


Héroes de metro y medio

25/04/2020

Hará un mes, casi cuando empezaba todo esto, que viajó a través de los grupos de WhatsApp un vídeo en el que se ensalzaba el papel que estaban jugando los niños en esta cuarentena social. Decía que también ellos eran unos héroes por asumir con una sonrisa una situación que es igual de inédita y dura para adultos que para pequeños, aunque, en su caso, con el mérito añadido de no contar siquiera con la posibilidad de salir de casa ni un ratito para pasear al perro, tirar la basura o ir a trabajar, asumiendo todo sin quejas ni protestas; casi sin entender qué pasa. Unos héroes que llevan mes y pico metidos en casa, cumpliendo con las tareas que les llegan desde el colegio y anhelando que al menos el verano pueda ser lo más normal posible. Unos héroes de metro y medio que son capaces de aguantar otro tanto, porque, sí, hay días que se suben por las paredes, pero esas tormentas siempre amainan.
Claro que quieren salir de casa, ver a sus amigos y echar unas carreras; patinar, jugar al fútbol, ir al quiosco y recuperar su libertad. De eso no cabe duda, pero lo que seguro que no quieren es que ellos o sus padres se infecten y tengan que separarse siquiera unos días.
Ahora llega la hora de la verdad, la de esos héroes y, sobre todo, la de los padres, porque el Estado decide depositar sobre ellos toda la responsabilidad durante las salidas infantiles; serán paseos cerca de casa, o viajes al súper, a la farmacia o al banco... Qué descontrol el que se ha vivido a cuenta de la primera medida real de ‘desescalada’. El veto infantil se levanta pero da la sensación de que al Gobierno en realidad le hubiera gustado más dejar todo como estaba antes del anuncio de Sánchez.
Los niños no pueden ser un juguete político, ni con sus salidas ni con sus clases. No deben usarles para apuntarse tantos, ni abriéndoles la puerta del confinamiento, ni regalando aprobados. Tampoco haciéndoles ir al cole en verano, como se llegó a plantear, porque aquí nadie se va a quedar atrás por tres meses sin clase y hay fórmulas para que los profesores puedan evaluarles sin hacer tabla rasa.
Porque está claro que el colegio no volverá hasta septiembre y eso abre otro escenario que se debe resolver: el de la conciliación. Ahí hacen falta medidas muy valientes –ampliar el ‘teletrabajo’ dos meses o más es innegociable– y que ninguna empresa dude de cuál es la hoja de ruta con los padres de esos mini héroes.