Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Cañiza

21/04/2022

La expresión "meter en camisa de once varas" procede de la costumbre medieval de prohijar vástagos introduciendo la cabeza del infante por la manga de un camisón y darle un beso en la frente a continuación. Una variante procede de la provincia de Salamanca, en la que los pastores metían en una exigua "cañiza de once varas" al ganado que de este modo quedaba tan junto que difícilmente pasarían frío en la noche.

Como durante su vida política Alfonso Fernández Mañueco no ha tenido nunca retos sencillos, tampoco éste de cristianar a VOX lo es. Pero es su principal tarea, la de embridarles, acostumbrados como están a reivindicar su condición levantisca como marchamo identitario. Presidir es fácil pero dirigir no, especialmente cuando se tiene delante un equipo integrado por dos formaciones de tan diferente condición, liberal la una, radical la otra.

Hay algo que nos une a todos: los problemas. Y no confundir con las prioridades, que las libertades no son un problema del tamaño que se empeña VOX en calibrar, pero si lo es el declive económico, el abandono territorial de los jóvenes, cansados de falta de alternativas, o la competitividad de las empresas, sobre todo las pequeñas.

El problema del gobierno PP/Ciudadanos fue de sincronía. Cuando se acabó lo del "dos no discuten…" se disolvió. Ahora los perfiles son distintos, tecnócratas podría decirse, y hacer honor a esa condición sería lo mejor que podría ocurrirnos, lejos de la política/espectáculo que tan rechazable se nos representa en una tierra poco histriónica y muy austera.

Así que sea en una cañiza de once varas o una camisa del mismo tamaño, confiamos en que el gobierno se conjure con la sincronía de una orquesta. Es el momento de trabajar con talento, tesón y austeridad. Es tiempo de silencio y de trabajo. Ha llegado la hora de la verdad, la más importante: ha llegado el "día a día".