Belén Viloria

TITULARES DEL FUTURO

Belén Viloria


Las áreas rurales como centros de innovación

22/08/2021

Tras este año y medio de dura pandemia en el que la salud, la ciencia y la tecnología solo tenían un objetivo; salvar vidas inmediatamente y tratar de pararla, hemos vivido en un limbo temporal en el que hemos aparcado muchos otros temas que estaban en auge. Como todo, cuestión de prioridades, por lo que era difícil imaginar y seguir con el foco por ejemplo en los desarrollos tecnológicos que han marcado nuestro siglo, o en el campo de la inteligencia artificial para vivir más y mejor, cuando no sabíamos si lograríamos sobrevivir. 
Pasado este inolvidable año y medio centrados en la salud y supervivencia, la intensidad de incendios, altas temperaturas y otras catástrofes, parece que están provocando una mayor concienciación del impacto del cambio climático en nuestras vidas, y además, vemos como poco a poco, las innovaciones tecnológicas, no sólo van recuperando las posiciones perdidas en este periodo, sino que incluso nos están llevando a nuevas aplicaciones que sirven a unos diferentes y valiosísimos objetivos.
Por un lado, no hace mucho se volvía a hablar de la exploración de nuevos planetas. Hace sólo un mes, recuperábamos la posibilidad de viajar al espacio como si voláramos a otro país, viendo a Richard Branson y Jeff Bezos abriendo la era de los viajes espaciales civiles, con fascinación, por un lado, y por otro con grandísimas críticas por las consecuencias en cuanto a consumos y efectos en el cambio climático, pero sin duda empezamos a recuperar una de las cosas más alucinantes y excitantes del futuro, que sigue siendo el potencial que tiene la fusión entre la tecnología y la creatividad humana. 
La tecnología cambia definitivamente vidas, de eso no hay ninguna duda, y además hace posible que las soluciones sean escalables y con ello lograr verdaderos cambios sistémicos, a veces impensables. Y cuando pensamos en innovaciones tecnológicas pensamos en grandes centros tecnológicos de ciudades como San Francisco, Shangai o Berlín, o incluso nos vienen a la cabeza los garajes americanos donde se han cocido algunas de las ideas que han cambiado nuestras vidas, pero no solemos pensar en las zonas rurales como laboratorios de innovación.
Pues bien, muchas áreas rurales, más allá de la modernización que vivieron en su día con las automatizaciones e “industrializaciones”, hoy se están convirtiendo en bastiones del nuevo espíritu empresarial, comercio digital y las innovaciones más punteras, reflexivas y cuidadosas, con nuevos objetivos.
Ya hay lugares como por ejemplo granjas de animales en las que se hacen seguimientos biométricos y se aplica blockchain para aumenta la transparencia en la cadena de suministro y se trabaja codo con codo, con las comunidades y oficios locales, como por ejemplo, los herreros colaborando con ellos en el diseño de nuevos equipos agrícolas.
Este tipo de modernización no busca escalar a millones de usuarios o recaudar fondos de capital riesgo, sino que tiene una verdadera visión de futuro buscando la regeneración de los suelos, mantener el equilibrio ecológico y fomentar los lazos comunitarios a lo largo de las generaciones. Unos verdaderos laboratorios y centros de reconstrucción del valor económico, social, cultural y por supuesto medioambiental.
Nuevos aires de esperanza están llegando a todas las áreas rurales del mundo, con unas generaciones preparadas en nuevos y múltiples ámbitos, con visión de futuro, dispuestos a reconstruir nuestros campos y entornos más valiosos. Es el momento de una regeneración del mundo rural en todos los sentidos uniendo tecnología, humanidad y creatividad.