Luis Miguel de Dios

TRIGO LIMPIO

Luis Miguel de Dios

Escritor y periodista


10-N

24/09/2019

De repente, esa fecha, el 10 de noviembre, ha golpeado nuestras vidas como si no hubiese más días en el calendario. Y, hala, todos pensando en noviembre. Ya no queda nada. O queda todo. Y nos veremos atrapados y atosigados entre una marabunta irreductible de declaraciones, broncas, promesas, encuestas y demás adobos de una campaña electoral que se anuncia escabrosa, dura y sin demasiada (por ser benévolo) luz al final de un túnel incomprensible. Nadie entiende nada; nadie quería otros comicios; nadie, especialmente en la izquierda, parece explicarse qué y por qué ha sucedido lo que ha sucedido, pero nadie hace autocrítica, nadie entona el mea culpa, nadie asegura que lo ocurrido no volverá a repetirse, nadie pide perdón a la ciudadanía y nadie se rasga las vestiduras para gritar que todos, sí todos, han antepuesto sus intereses, los de su partido y los suyos propios, a los de la gente. Y tras el 10-N, ¿qué?, se pregunta el personal. Los demoscópicos nos dicen que no van a cambiar mucho, más bien poco, las cosas, que habrá trasvase de votos de unas formaciones a otras pero sin que varíe en exceso la distribución en bloques. Ya no hay bipartidismo (o eso dicen), pero sí hay bibloquismo, o sea la derecha por un lado, la izquierda por otro y sin puentes de contacto. Cuando Felipe González y Aznar no tenían mayorías se apoyaron en Pujol, aquel gran español del año, según un diario conservador, y se aseguraron, con cesiones, la paz parlamentaria. Ahora, ni eso. Ahora los nacionalistas por muy moderados que se presenten no garantizan ni gobiernos ni legislaturas tranquilas. El ambiente se ha tornado agrio, avinagrado y los líderes con personalidad escasean o no existen. ¿Cómo afrontar, entonces, lo que se nos viene encima: posible crisis económica, Brexit, más procès, encarecimiento del petróleo, guerra comercial China-USA, etc? Sobre estos asuntos tendría que girar la campaña electoral, pero me temo que no nos caerá esa breva. Seguirán hablando de lo suyo.