Jesús Quijano

UN MINUTO MIO

Jesús Quijano

Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad de Valladolid


Un poco de orden

02/11/2020

En la fase en que estamos, con el estado de alarma otra vez en vigor en el aspecto jurídico, y con la preocupación social en pleno crecimiento, vuelve a ser estrictamente necesaria la claridad en las decisiones, como lo es el rigor en la explicación. Desde que se puso fin al estado de alarma de marzo, con sus sucesivas prórrogas, se han sucedido episodios de optimismo y ligereza, que, con la perspectiva de hoy, llaman poderosamente la atención. Muchas declaraciones inducían a pensar que prácticamente se podía dar por superada la emergencia; que, aunque hubiera nuevos brotes, la experiencia acumulada permitiría aislarlos de inmediato, de manera que en absoluto se producirían contagios masivos ni colapsos hospitalarios, como los que habíamos conocido; que, en el peor de los casos, antes de fin de año estaría disponible tanto la vacuna para la prevención, como la terapia para el tratamiento. Todo esto y mucho más.

Y así transcurrió el verano, razonablemente feliz y tranquilo. Ahora se percibe que hubo exceso de confianza, relajación, información poco rigurosa, etc. Por arriba y por abajo. Tal vez cuando se diseñó la nueva normalidad en la que cada Comunidad Autónoma dispondría de un margen de decisión más amplio para tomar medidas en su territorio, no se previó que la evolución sería la que está siendo. Pero ahora, que ya sabemos lo que está pasando, no podemos caer en el error. El virus no tiene bandera, ni himno, ni territorio, ni ciudadanos propios. Una cosa es que las competencias autonómicas en sanidad puedan y deban ser ejercidas, y otra bien distinta que eso lleve, por falta de la debida coordinación, a disparidades de actuación difíciles de entender.

Mirando alrededor, existe hoy la sensación de que algo de eso está pasando; en los cierres perimetrales y su duración, en los horarios y condiciones de apertura de establecimientos, en el número de personas que pueden reunirse, en las actividades afectadas, etc., hay diferencias notables. Si están suficientemente justificadas, deberían explicarse mejor; si no, un poco de orden. No habría en este momento peor cosa que estimular el agravio comparativo, estando ya más que estimulada la preocupación.