Julio Valdeón

A QUEMARROPA

Julio Valdeón

Periodista


Zapatero

14/09/2019

El expresidente Zapatero, que apoyó a la faraona Díaz frente al viajante Sánchez en las primarias, pedía a Podemos responsabilidad pocas horas antes de que el presidente en funciones haya guillotinado cualquier entente. Para Zapatero era imprescindible una «reflexión muy a fondo» y un «esfuerzo». Son algunos de sus imprescindibles recados a los morados, o moradas. Sus palabras, pronunciadas durante el acto en que le fue concedida a título póstumo la Medalla de Oro de la Cámara de Comercio al ex alcalde Rodríguez Bolaños, llegaban salpimentada de dulces indagaciones sobre la dificultad de formar gobiernos o elaborar programas con más de un partido en la mesa. Zapaterismo en estado puro. Especialmente cuando confiesa que nunca tuvo esperanzas en que el PSOE pactase con Ciudadanos, dada su trayectoria. Lo normal en quien no hace tanto y en la radio, entrevistado por Carlos Alsina, afeó a los jueces que recortasen el Estatuto de Cataluña, drapeado desde el mismísimo enunciado con artículos que quebrantaban la Constitución y abrían la escotilla a un sistema balcanizado. Cuando le preguntaron por la situación de los golpistas en el caso de ser condenados explicó que apoyará «lo que el gobierno haga si llegan a producirse indultos». Cómo si no, si hace tantos años, con ocasión del Estatuto infame ideado por Maragall, había afirmado rotundo que él apoyaría la reforma del Estatuto de Cataluña que aprobase el parlamento autonómico. Y si los jueces aprietan pues responderíamos como el ex presidente de la Generalidad, José Montilla, o sea, que «No hay tribunal que pueda juzgar ni nuestros sentimientos ni nuestra voluntad. Somos una nación». La fuerza de la voluntad, y el elogio del sentimiento, sobre las leyes. Y a la Constitución de Massachusetts, y John Adams, y al fundacional rule of law («un gobierno de leyes y no de hombres»), que les ondulen. Por más que sepamos que «un gobierno con leyes impredecibles y arbitrarias envenena las bendiciones de la libertad misma» (James Madison, 1788).