María Sánchez

La voz del portavoz

María Sánchez

Portavoz de Valladolid Toma la Palabra


Valladolid mira al futuro

24/06/2022

El pasado 13 de junio se cumplieron siete años del actual gobierno municipal. Y afrontamos ahora el último de este mandato, pues en 2023 se cierra de nuevo el ciclo establecido electoralmente.
Resulta tentador dejarse llevar por los tiempos electorales y actuar solo con la vista puesta en pequeñas actuaciones que den rédito en las urnas. Pero, aparte de ocuparnos de lo urgente en el día a día, lo relevante es lo que se hace pensando en la ciudad de pasado mañana. Como se suele decir: no pensar en las próximas elecciones, sino en las próximas generaciones.
 Valladolid mira al futuro, por ejemplo, al comprar el Teatro Lope de Vega o el convento de Las Catalinas. Inversiones que tardarán su tiempo en cobrar vida, en llenarse de actividades culturales, deportivas o de ocio. Pero esas actividades en esos espacios nunca llegarían a existir si sólo pensáramos en qué concejal las inaugurará o el nombre de qué alcalde aparecerá en la placa. Sin embargo, dentro de unos cuantos años la ciudad no se entenderá sin esos espacios vivos.
Del mismo modo, en unos años nadie se acordará de las polémicas por los cambios en movilidad, igual que solo la hemeroteca nos recuerda ya las quejas por cerrar al tráfico la calle Santiago o Mantería. La Valladolid de dentro de 20 años será una ciudad con menos tráfico privado, con mejor calidad del aire y nos resultará tan raro recordar ciertas calles llenas de coches como hoy ver las antiguas fotos de la Plaza Mayor. Pero para llegar a eso, hace falta asumir las molestias e incomodidades que conllevan los cambios de hábitos en un primer momento. A pesar de que, como recientemente se ha publicado, estamos siendo capaces de cambiar sin que empeoren las congestiones de ciertas horas punta.
Valladolid mira al futuro cuando apuesta por duplicar el gasto social: por invertir en reducir brechas antes que en embellecer plazas para ganar votos. Mira al futuro cuando recupera la gestión de servicios públicos para dedicar cada euro pagado al beneficio común y no al privado. Cuando apuesta por el deporte escolar y de base y no solo por el de élite. Cuando multiplica su parque de vivienda pública y la destina a alquiler social.
Hay voces interesadas que se empeñan en hablar de una ciudad paralizada y sumida en el caos. Pero Valladolid no les acompaña en su eterna letanía agorera, sino que está construyendo un proyecto de futuro. Un futuro con más servicios, con más equipamientos culturales, con más igualdad social, con más equilibrio entre barrios, con mejor calidad del aire. La ciudadanía no necesita una política catastrofista, sino una que dé certezas. Y en ello estamos: en hacer de Valladolid nuestro refugio colectivo ante la incertidumbre, nuestro lugar seguro, cómodo y amable.