Me parecen demasiado optimistas las previsiones y valoraciones de quienes dan por concluido el episodio del «protocolo provida» que han convertido a esta tierra en centro de atención nacional y casi, casi internacional. (Nada menos que el Financial Times envió a un periodista a Valladolid para interesarse por el asunto). Y me parecen optimistas, y un tanto alejadas de la realidad, porque, como dice el refranero, la cabra tira al monte, lo que, en este caso, equivale a afirmar que Vox la volverá a armar más pronto que tarde. Y Mañueco lo sabe, vaya si lo sabe. Y por si fuera poco, las declaraciones de gerifaltes del partido ultra ratificaron su postura en pleno follón, cuando más caliente estaba la polémica. Y si no ahí están las palabras de Ignacio Garriga asegurando que temas como el «provida» están en su programa y que seguirán poniendo sobre la mesa este y otros puntos similares. O sea, que atentos a la próxima comparecencia del señor García-Gallardo bien sea tras un Consejo de Gobierno o en una de sus múltiples visitas a entregas de premios o actos tipo Pingüinos. Vox le ha sacado un buen rendimiento propagandístico al protocolo que «nunca existió» y, durante unos días, dejó con las vergüenzas al aire a una parte del PP. Tan grave fue que tuvo que intervenir el propio Feijóo para decirle a Mañueco que, de una vez por todas y de forma contundente, se desmarcara de Vox y, de paso, le arreara a Pedro Sánchez, que eso sí que se le da bien a nuestro presidente. Y ya de puestos, que negara por activa, pasiva y perifrástica, que podía adelantar las elecciones autonómicas. Mañueco obedeció, sacó pechos con las críticas a Sánchez y, oiga, pelillos a la mar. Hasta Carriedo se largó un espiche de los suyos solo unos días después de haber permanecido mudo mientras Gallardo lanzaba su «protocolo». Y el Gobierno central se dio por satisfecho. ¿Tormenta en un vaso de agua? ¿Cierre con final feliz y con todos llevando razón, su razón? Eso parece, pero…Todo puede ocurrir con Vox en el gobierno regional y Mañueco haciendo de don Tancredo demasiadas veces. No descartemos nada. De ahora a las elecciones queda un mundo.