Luis del Val

LA COLUMNA

Luis del Val

Periodista y escritor


Robótica y emigración

05/03/2020

Dentro de muy poco, pongamos un par de lustros o tres, las sociedades que conocemos no se parecerán demasiado a lo que hoy nos rodea. Recuerdo un día, en su despacho de ministro de Asuntos Exteriores, escuchar a Paco Fernández Ordóñez referirse a los, al menos 20 millones de personas que vivían en África, y que estaban dispuestas a morir en el intento de alcanzar Europa. Y eran unos años en los que la inmigración era de carácter tan suave como asumible. Hoy, la presión parece insoportable, y lo será mucho más en el futuro. El imperio romano no cayó por su decadencia moral o una revolución interna de los esclavos oprimidos, sino por el Espartaco de la emigración, la invasión de los emigrantes, o bárbaros, como les llamaban los ciudadanos romanos.

Hoy, la presión sobre la frontera de Grecia, estimulada por el malvado e inteligente Erdogán, es una suave insistencia ante lo que puede llegar, que será la oleada de decenas de miles de desesperados, frente a la que la paralizada Unión Europea no sabrá cómo reaccionar. Y sabemos que los muchos millones de euros que destina a intentar frenar la emigración del norte de África se la reparten los jerifaltes de esos países, como mafiosos de la droga, y hacen muy poco.

Añada usted la robótica, que hará desaparecer millones de puestos de trabajo (muchos más de los que ya ha causado en la Banca) y el panorama resulta tan desolador, como el futuro de las pensiones.

¿Les preocupan estos problemas a nuestros políticos, los domésticos y los de fuera? No seamos ingenuos, sólo les preocupan las próximas elecciones, y sólo trabajan para eso. Claro que, en una próximas elecciones, a lo peor, en Ceuta y Melilla votan por incorporarse a Marruecos, porque los musulmanes serán mayoría. Y los nacionalistas, claro, ante estos profundos problemas les tranquiliza su solución del bálsamo de Fierabrás: el secesionismo. Con eso, la robótica y la emigración desaparecen, según sus creencias. Pero no les molesten, por favor: están muy entusiasmados en tratar de demostrar quién será más feminista el día ocho de abril.