Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Perfiles propios

14/09/2019

La mejor argamasa de la unidad de un partido es el poder, y cuando no hay harina todo es mohína, aparecen los versos sueltos, los discrepantes más o menos duros, los barones que tratan de marcar distancias con la dirección nacional que ellos mismos contribuyeron a elegir y que en uso de sus prerrogativas impone una estrategia que no es la que esperaban. Bien es verdad que no es lo mismo ser barón triunfante que barón deprimido por la pérdida del poder. En el PP los hay de los dos tipos personalizados en el presidente de la Xunta de Galicia Alberto Nuñez Feijóo, y en Alfonso Alonso que se quedo sin diputados en el Congreso.
Ambos se ponen a la apuesta política de Pablo Casado, la iniciativa España Suma, una suerte de la mayoría natural de la que hablaba Manuel Fraga, pero que rechazan los concernidos. El presidente gallego con mayoría absoluta no quiere saber nada de compartir los resultados de su trabajo. Alfonso Alonso quiere relanzar el PP vasco marcando un perfil propio que comenzará a visibilizarse con la nueva Convención política que marcaría la nueva etapa a la vista que la acción realizada hasta ahora les ha llevado a la irrelevancia. Su defensa cerrada del foralismo vasco parece que molesta a la nueva portavoz parlamentaria del PP, Cayetana Alvarez de Toledo, que mantiene posiciones en este aspecto más cercanas a Ciudadanos que hace de su crítica a los derechos históricos recogidos en la Constitución uno de los ejes de su polítca territorial. Pero sin una defensa de esa situación, sin duda privilegiada, que se da en el País Vasco y Navarra, ante sus votantes lo tiene casi todo perdido. Y luego está el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, que quiere que le dejen lo más tranquilo posible desde la calle Génova y que así no se visibilicen mucho las discrepancias sobre como se ha de centrar el partido en lugar de escorarse cada vez más a la derecha.
Las declaraciones del presidente gallego en favor de un gobierno de gran coalición, no han sentado nada bien en la dirección popular. No está en su proyecto a pesar de que la argumentación es buena, porque de lo que se trata es de salir del impasse actual. Pero si ya es difícil lograr un gobierno de coalición dentro del mismo espectro ideológico, y que sería una novedad, la suma de los dos partidos que son los únicos que pueden llegar a La Moncloa es de momento impensable. Cierto que Pedro Sánchez se ha limitado a pedir un apoyo gratis a su derecha sin presentar propuestas y proyectos. Por tanto !a iniciativa de Feijóo es un brindis al sol, un intento que incomoda más a los suyos que a los destinatarios del mensaje. La propuesta es de hombre de Estado, de político experimentado que desde su posición puede ejercer de verso suelto.
PP y PSOE siguen sin explorar otras vías que no sea el choque frontal a pesar de la oferta de pactos de Estado realizada en algunos momentos por Casado pero que tenían más de pose que de formulación precisa. Bastante tiene el líder de los populares con gestionar su minoría parlamentaria y un liderazgo que solo se salvó por la recuperación y el mantenimiento del poder en Madrid capital y región, y que solo puede consolidar subiendo el suelo en unas nuevas elecciones, que desea por encima de acabar con la inestabilidad actual
Por supuesto que una nueva llamada a las urnas en un escenario de repetición de la situación actual obligaría a repensar estrategias en los partidos de la derecha, como le ocurrió al PSOE, en el que los barones que marcan perfil propio tendrían algo más que decir. Y más cuanto mas poder territorial tengan. En ese sentido Alfonso Alonso se encuentra más limitado. Y tiene difícil hacerse escuchar, porque toda la estrategia del PP vasco en los últimos tiempos ha fracasado. Se acercó a los nacionalistas aprobando sus presupuestos cuando estos correspondían en Madrid y en Génova aplaudían a oesar del coste electoral. Ahora toca remar a la contra y en Madrid apuestan por la vuelta a la dureza de Mayor Oreja, como si las circunstancias en el País Vasco no hubieran cambiado.