Alfonso González Mozo

PLAZA MAYOR

Alfonso González Mozo

Periodista


Lo llaman integrar…

19/06/2021

Soterramiento o integración. De las vías. Esas que parten en dos la ciudad. Bueno, en tres, pero es que el Pisuerga es inamovible. ¿Soterramiento o integración? Hay quien se pregunta...
Dicen los defensores de la integración que el soterramiento es inasumible, que el coste es tan elevado que habría que hipotecar el Ayuntamiento, que la Junta no pone pasta, que el Ministerio de Fomento (ahora llamado Mitma) tampoco sacaría la billetera para soterrar las vías de Valladolid. Dicen que nada tiene que ver, por ejemplo, con el proyecto de Murcia y que el problema es la milonga que compuso hace casi dos décadas el PP de León de la Riva con el Plan Rogers; lo de financiar la operación con la venta del suelo liberado.
Y, en esas, como el soterramiento idílico dibujado en su día parece que es imposible, pues hay que conformarse; y perpetuar las vías. ¿Es imposible destinar la millonada de la integración a, por ejemplo, construir un kilometrillo de vías soterradas? Se me ocurre partir del extremo norte del tramo urbano ferroviario e ir soterrando poquito a poco, al ritmo que se pueda.
Pero soterrar.
Pues no, hay que integrar. Ese eufemismo para no decir que nos quedamos con las vías para siempre. Los túneles serán más amplios y bonitos, hasta dicen que no parecerán ni túneles, sino que serán ‘plazas deprimidas’ como la de La Pilarica. Pero las vías seguirán ahí, partiendo la ciudad y castigando a los barrios del este.
Ojo, y eso que se denomina integración también saldrá por un pico, por modernillo que suene, por mucho que haya no sé cuántas ciudades europeas en las que los trenes vayan por encima de los ojos del ciudadano. Costará un dinero que a poco que se aplicase la lógica se debería destinar a soterrar el trocito de vías que se pueda. Al cabo de cinco, diez o veinte años se habrá conseguido que las vías sean historia.
Claro que para esto hace falta haber vivido al otro lado de las vías.
Y tener un pelín de altura de miras: entre los que gobiernan y solo piensan en tener inaugurado lo de Labradores antes de las elecciones de 2023; y en esa oposición que había olvidado el soterramiento hasta que ha visto que hay un caldo de cultivo por explotar de cara a la próxima cita con las urnas.