Maite Rodríguez Iglesias

PLAZA MAYOR

Maite Rodríguez Iglesias

Periodista


Lo que el postureo se llevó

13/06/2020

Quiero discrepar y disentir, pero también quiero aplaudir y defender las causas en las que creo. Y quiero, por supuesto, que pueda hacer lo mismo, con la misma tranquilidad y libertad, todo el mundo, pero sobre todo los que estén en el polo más opuesto a mis argumentos. De eso se trata, de poder debatir y argumentar, de conocer y aprender, de aceptar argumentos o reconocer que estamos equivocados, pero no imponer o censurar, porque entonces el sistema falla, y las libertades de las que tanto presumimos se limitan.
La defensa de determinadas causas, como sucede ahora con el movimiento global de protesta contra el racismo originado por el homicidio de George Floyd, pierde justificación o, al menos, legitimidad, cuando se impone la dictadura de la corrección política, que acaba suprimiendo o cuestionando libertades como la de expresión. «El racismo es hijo primogénito de la ignorancia. Y a la ignorancia se la combate con cultura», defiende el escritor Manuel Vilas. Pero la cultura, el conocimiento o la reflexión serena se han visto sobrepasadas por una oleada de protestas que han arrasado incluso con la película ‘Lo que el viento se llevó’, la más vista en la historia del cine. Y no me parece una decisión anecdótica, pero sí propia de un postureo ambiguo, que como el junco se inclina a un lado u otro según sople el viento. «La novela y su adaptación cinematográfica reflejan una época tan controvertida como tendente a la demagogia: la Guerra de Secesión estadounidense, años sesenta del siglo XIX», defiende el escritor Carlos Mayoral. Y esta obra cinematográfica, porque de la literaria pocos se acuerdan, es hija del momento que refleja y el sistema de valores en que se ideó, ambos racistas. «Pero, ¿deben estas incompatibilidades censurar cualquier obra? Rotundamente no. La ficción no es racista, lo es la interpretación del que la consume”. Asumo la tesis de Mayoral porque pone el dedo en la llaga y evidencia la fuerza de un fenómeno global, que hace que los que disienten, o simplemente cuestionan aspectos de un movimiento puntual, son señalados como apestados y arrumbados socialmente. Hacer desaparecer esta película, un libro, un documental o un artículo periodístico es pretender borrar la historia, esa de la que todos deberíamos aprender para no repetir los mismo errores. Lo dicho, yo quiero seguir aprendiendo y discrepando.