Julio Valdeón

A QUEMARROPA

Julio Valdeón

Periodista


Abrid los bares

07/05/2021

La decisión de ampliar los horarios de la hostelería plantea interesantes dilemas a la oposición. Pero tranquilos. En caso de duda, si extravíamos los manuales de resistencia antifascista, contemplemos contemplar el caso madrileño. A falta de ideas, buenos son eslóganes. Un suponer nuestros leales partisanos pueden retomar el argumentario de los berberechos, del gusto de Carmen Calvo, capaz de afirmar que Isabel Díaz Ayuso absorbió el voto de Vox cuando en realidad la ultraderecha ha subido en Madrid y, por contra, el Pp nutrió su despensas haciéndole la lipo radical a Ciudadanos. Si las disquisiciones de la señora Calvo, claro, le resultan tan desquiciadas como a cualquiera que escuchara su intervención en Onda Cero, en el diván electrificado de Carlos Alsina, propongo tirar de combustible de alta graduación. Garrafa letal, como los exabruptos de Juan Carlos Monedero, que cuando no emplaza a los suyos a desinfectar las calles con lejía sospecha que el electorado no es Einstein. O las alusiones a una teórica tabernidad, elucubrada por un Tezanos en labores de  hermeneuta del buen pueblo madrileño cuando creíamos que cobraba su sueldo dirigir el CIS con el prestigio en fase terminal. En todos estos sutiles pensadores, y en su menú ancho y ciertamente poco estrecho de boutades e insultos, encontrarán maneras de quejarse por las inclinaciones alcohólicas, gregarias, noctámbulas y zascandiles de los españoles. Huelga decir que los bares, tabernas y tascas fueron zanjados como antros que por lo visto nada tienen que ver con las comunidades, no digamos ya con el tejido económico. Castilla y León abre sus bares, agónicos, y aguardo a que los de la conga del resentimiento arranquen a entonar y bailar sus jotas prohibicionistas, convencidos de que confundimos la libertad con un chato de vino, por más que desde los griegos sabemos que al muerto de inanición no le está dado el lujo verde/vegano, inclusivo, interseccional y tope moderno de filosofar sobre lo tontos que son nuestros vecinos, que no votan lo que queremos.