Alfonso González Mozo

PLAZA MAYOR

Alfonso González Mozo

Periodista


El arte del vandalismo

23/11/2019

Dice la RAE que arte es la «manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros». El concepto es muy amplio y tiene alguna acepción más simplona como la «capacidad, habilidad para hacer algo» o incluso otra en la que se define el arte solo como una «maña o astucia» que quizá encaje mucho mejor en el mundillo del supuesto arte del grafiti. Porque, eso sí es verdad, deben ser un pelín astutos para que no les pillen in fraganti y les metan una multa de entre 750 y 1.500 euros.
Sí, muchos califican sin tapujos como arte al grafiti y los hay que sin duda lo son, pero no es el caso de todas esas ‘obras’ con las que nos obsequian en nuestras ciudades, aquellas en las que la creación no va más allá de una suerte de firma para que el ‘artista’ fanfarronee de haber dejado su huella.
El último y más sangrante ejemplo es lo del túnel peatonal de San Isidro, remozado por 35.000 euros y que fue ‘grafiteado’ a las pocas horas de su reapertura. Decía el concejal de Seguridad, José Antonio Otero, en la Cope que estaba «decepcionado», que le daba «rabia» que «alguien se considere con el derecho de estropear una cosa que es de todos»; decía, en un calentón radiofónico, que los ‘artistas’ eran unos «imbéciles».
No será el único que lo piense, pero quizá sea uno de los pocos que no deba expresarse en esos términos por mucho que él sepa lo que cuesta borrar la huella de ese presunto arte, que no es más que una muestra más de vandalismo. Igual que el que se desahoga en un garaje camino de su casa un sábado por la noche, igual que el que la emprende con una papelera; vandalismo. Y el de los grafitis sale a unos 300.000 euros al año al Ayuntamiento, que es lo mismo que se podría invertir en el remozado de casi nueve túneles peatonales, por ejemplo.
Y esa cuenta es solo municipal, porque no todos los ataques vandálicos a golpe de spray son sobre propiedades del Ayuntamiento. Ahí está lo de los trenes de Renfe o lo que hay en la Ronda Exterior (VA-30), cuyos muros están repletos de firmas de grafiteros que afean una carretera relativamente nueva. Pero a estos ‘artistas’ no les para ni un posible atropello y se atreven hasta a ‘decorar’ la parte trasera de los paneles informativos que la DGT tiene en las carreteras. Todo vale. Es su patético arte.