Julio Valdeón

A QUEMARROPA

Julio Valdeón

Periodista


Punitivismo

15/12/2019

Yo no sé si han visto que a unos futbolistas, condenados por agresión sexual, les han metido 38 años de cárcel cada uno, aunque el máximo se quede en 20. Lo que sí puedo decirles es que leo las reacciones del personal y no doy crédito. Porque, verán, estaremos de acuerdo en que los crímenes contra la libertad son espantosos. Pero luego resulta que a favor del punitivismo salvaje encuentro aliados, por un lado, a los voxistas, que reclaman la llave de las celdas y la cadenas perpetua, y del otro a uno populismo podemita convencido de que lo mejor que debemos hacer con los violadores es arrojarlos a los cocodrilos untados en mantequilla de cacahuete, por aquello de facilitar la deglución y usar métodos humanitarios de exterminio. Unos y otros reclaman leyes de excepción y un Derecho Penal digno de una satrapía crudelísima, especializada en hacer bifé con sus delincuentes para que luego se quede un país de lo más tranquilo. Tipo el Qatar que tanto gusta al siniestro de Xavi Hernández, que ya no sé si dice las cosas que dice («Es un país muy fácil para vivir, muy cómodo, acogedor y seguro») por tonto, porque no se entera de nada, perdido como anda en su ecosistema de multimillonario feliz y analfabeto, o porque realmente le importan una higa las aberraciones contra los derechos humanos. Y esto lo escribe, oigan, alguien que gozó y amó el fútbol de aquel Barcelona de Guardiola y el propio Xavi, el mejor centrocampista que vieron los tiempos, hasta que el procesismo resolvió tomarse la frase de Montalbán al pié de la letra y el club, transformado en ejército, convenció a las masas de que el camino hacia el golpe de Estado sería igual de inevitable que un gol de Messi en Wembley. Miren, fui de los que lloró lágrimas como soles con Pena de muerte y entonces como ahora creo poco y mal en la venganza como piedra filosofal que imante el código penal y hasta la convivencia. Pero de un tiempo a esta parte observo que muchos de los que gimotearon conmigo militan ya en el bando del verdugo. Son unos salvajes y unos reaccionarios, y aún no lo saben.