Alfonso González Mozo

PLAZA MAYOR

Alfonso González Mozo

Periodista


El esfuerzo tiene premio

11/04/2020

Vivimos tiempos convulsos. Confinados en casa, sin más planes en el horizonte que dejar pasar las semanas anhelando el día en que todo esto empiece a acabar. Y llegará, por supuesto. Y nos conformaremos con dar un paseo de esos de domingo por la tarde. Pero, claro, luego querremos más: una cerveza en una terracita, ver a la familia, una quedada con los amigos, abrazarnos de alegría, echar una pachanga de fútbol, y volver a Zorrilla y a un concierto... Y dejar de ver a la gente con mascarillas en el súper. Olvidarnos de este mal bicho que nos ha encerrado en casa.
El principio del fin está cerca. Más de lo que pueda parecer. No lo dice un médico, ni un matemático, ni un epidemiólogo, ni siquiera un político. Habla un simple periodista al que le gusta ver el vaso medio lleno y pensar que ya se ve la luz al final de este túnel en el que nos ha metido el maldito coronavirus.
Lo hemos recorrido con muchísima más elegancia de lo que se cabría esperar en este país nuestro tan habituado a la picaresca y, más pronto que tarde, se va a recoger el fruto de esta abnegada cuarentena social. No está siendo fácil, por supuesto, pero esto nos está enseñando que el esfuerzo tiene premio.
Porque los españoles hemos acatado con estoicismo un confinamiento sin precedentes en nuestra historia reciente y que solo tiene parangón con lo que se vivió en España en la Guerra Civil. Por suerte, ahora los únicos bombardeos son los de las fake news, cada vez más burdas y mejor filtradas por la gente; y los únicos ‘paseos’ son esos que detectan las Fuerzas de Seguridad entre esos pocos que se piensan que el confinamiento no es para ellos. Son la excepción a una regla que desvela que estamos haciendo bien la cuarentena y que ese esfuerzo de todos como sociedad va a dar sus frutos en muy pocas semanas. Será muy poco a poco y, sí, durante un tiempo nada será como antes. Pero será.
Ni que decir tiene que desgraciadamente, para entonces, habrá caído mucha gente por el camino y que nuestros sanitarios, nuestros policías, nuestros transportistas, nuestros cajeros, nuestros repartidores... echarán la vista atrás y le contarán a sus amigos lo putas que lo han pasado durante sus interminables jornadas de lucha contra el maldito Covid-19. Cada uno en su trinchera y con su uniforme. Y, sí, también los que hemos ‘teletrabajado’, con lo nuestro. Pero lo contaremos. Sonrían.