Alfonso González Mozo

PLAZA MAYOR

Alfonso González Mozo

Periodista


El coronavirus y los protocolos

20/11/2021

Hace ya veinte meses que aquel virus chino entró en nuestras vidas sin llamar a la puerta. Nos dio un empujón, nos abofeteó y nos pisó la cabeza mientras se partía el culo cada vez que los periodistas escribíamos algo del final de la pandemia, de tal o cual ola, de la inmunidad de rebaño y bla bla bla...
Hemos vivido siete semanas confinados en casa y ocho meses de toque de queda, y lo de la mascarilla empieza hasta a gustarnos para que este frío tan pucelano no congele nuestros incrédulos rostros cada vez que el coronavirus nos amenaza con una nueva ola entre carcajadas. Los que estamos entre ese 83% de vacunados que hay en Valladolid cruzamos los dedos, mientras le devolvemos una media sonrisa; confiados en la ciencia y en que la inmunidad no se esfume tan rápido como dice alguno o que, al menos, aguante hasta que nos pongan otra dosis.
Llevamos casi dos años viviendo una vida desconocida, plagada de nuevas normas y protocolos que, por lo general, van mutando al ritmo que la pandemia. Parece lógico que las autoridades vayan suavizando las restricciones a medida que desciende su capacidad de contagio, de hospitalización, de matar...

Aunque todavía nos topamos con algunas reminiscencias de ese pasado, con protocolos ridículos. Municipios que mantienen el veto al acceso de padres a un partido infantil en el polideportivo de un instituto. O colegios que cierran puertas, restringen movimientos y piden una declaración responsable de cada persona que entra a presenciar los juegos escolares, diciendo eso de que no tienes covid ni has estado en contacto con algún positivo.
Hay que evolucionar, hay que avanzar. Si en los bares de copas nadie tiene la mascarilla en su sitio, si uno puede estar dos horas en un restaurante con la FFP2 en el bolsillo, si nadie se toma ya el café con el sube y baja de antes, quizá va siendo hora de suprimir algunos viejos protocolos pandémicos. Y si hay que implantar algo, que sea el pasaporte covid con el certificado de vacunación. Seamos serios.

Protocolos tan kafkianos como los que aún imperan en los centros de salud, donde la anacrónica visita a la ventanilla vuelve a ser la única opción para contactar con tu médico, salvo que se sepa usar una bola de cristal para vislumbrar una baja o una enfermedad con una semana y pico de antelación, porque solo así se puede conseguir cita en la app.