Julio Valdeón

A QUEMARROPA

Julio Valdeón

Periodista


Delibes hoy

25/09/2020

Recibo magníficas noticias de la extraordinaria exposición dedicada a Miguel Delibes. El último escritor castellano antes de que lo castellano fuera sinónimo de todos los males que asolan la patria mía, y el peor de todos el de haber creído con bisoña ingenuidad en una nación de ciudadanos libres e iguales, cuando lo verdaderamente progresista resulta que era levantar proyectos políticos excluyentes a medida y purgar de la comunidad política a cuantos comentan la audacia de discutir los feroces proyectos de construcción nacional. Delibes fue fiel a un ramillete de pequeñas/grandes obsesiones y alianzas. Todas manejables, realistas y portátiles. Su novia, sus hijos y nietos, el campo, la caza, el periodismo y la literatura. En su vida y su obra nunca hubo sitio para las grandes geometrías metafísicas o los mesiánicos aullidos del utopismo. De semejantes pasiones nace una escritura a pie de tierra, siempre cosida de emociones, alérgica a la afectación y el fingimiento, que late cerca del hueso y entrega fogonazos de austera belleza donde no sobra ni falta un gramo de oxígeno. Me pregunto cómo encajaría Delibes, que fue venerado, en nuestro actual ecosistema cultural. Cuesta imaginar su sobria dignidad en la pasarela de las vanidades de los medios contemporáneos. Hoy los jurados de los premios de poesía entregan sus honores en función de los seguidores que acumulen los aspirantes en las redes sociales, los críticos, que fueron guardianes del cementerio, ya no interesan a nadie, los suplementos literarios no sirven ni para limpiarse el trasero y en las librerías no hay libro que aguante un mes sin enfilar el crematorio. Delibes fue grande en días de gigantes, cuando a su lado, y algunos en su estela, también escribían Cela, Hierro, Aldecoa, Bousoño, Umbral, Benet, Martín Gaite, Ferlosio, García Hortelano… Dos generaciones de titanes en una España menos misérrima intelectualmente de lo que acostumbramos a conceder. Extraño el fervor por las palabras y los gestos sencillos de un Delibes inolvidable.